La preciosa cueva en la que puedes comer y ver un estupendo atardecer de Cantabria
Un enclave privilegiado con unas vistas de postal.

Con las olas de calor cada vez más frecuentes y los termómetros alcanzando cifras altísimas, este verano se dispara la búsqueda de refugios frescos donde mitigar el agobiante calor. Ríos de montaña, piscinas naturales, senderos sombríos y grutas ocultas se convierten en destinos codiciados para aficionados al aire libre y aventureros que no quieren renunciar a su pasión pero tampoco morir de calor en el intento.
En este contexto, Cantabria exhibe su cara más salvaje y auténtica, y algunos rincones como la playa de Galizano esconden tesoros que aún esperan ser descubiertos. Entre las olas bravas y los acantilados repletos de verde, se abre la Cueva de Cucabrera, un refugio natural labrado por el mar que, además de ofrecer un recorrido fácil y sin grandes desniveles, regala una experiencia gastronómica al aire libre con vistas de postal.
El itinerario parte del aparcamiento de la playa de Galizano y sigue un sendero que desciende suavemente hacia la costa, flanqueado por vegetación autóctona como sauces, pinos rastreros y eucaliptos. Tras cruzar el pequeño puente sobre el arroyo Herrera, el camino asciende brevemente entre fincas y acantilados, hasta abrirse nuevamente a panorámicas del Cantábrico y, en días claros, del perfil urbano de Santander.
Sobre la cueva
La Cueva de Cucabrera se encuentra excavada en la base de los acantilados, a unos 20 metros sobre el nivel del mar, dentro del término municipal de Ribamontán al Mar. Históricamente fue utilizada como refugio para el ganado, de ahí su nombre (“cuca” alude a las cabras), y hoy conserva vestigios de aquel uso como varias bancadas de hormigón, bancos de piedra y una pequeña imagen religiosa que atestigua su antiguo papel como ermita rústica.
Su interior alberga una plataforma natural perfectamente allanada para sentarse, convirtiéndose en un improvisado comedor con las olas rompiendo a sus pies; aunque también hay unas mesas de merendero en la ruta que sube hasta la cueva. La excursión de ida y vuelta, de apenas 1,5 kilómetros en total y dificultad nula, es ideal para familias, parejas o grupos de amigos que busquen desconectar sin apenas esfuerzo físico.
Se recomienda comprobar las mareas antes de descender a la arena, ya que en bajamar la playa forma pozas que resultan perfectas para el baño o para observar la desembocadura del río Herrera sin riesgos. Con su mezcla de historia, paisaje y posibilidades para un picnic frente al mar, la Cueva de Cucabrera en la playa de Galizano se consolida como uno de los enclaves más sugerentes de Cantabria este verano.
