La sorprendente exposición de la Galería de las Colecciones Reales que muestra a la familia real con una revolucionaria técnica que arruinó a su inventor
La muestra 'Fotoescultura. El 3D del siglo XIX' está compuesta por diecinueve piezas atribuidas al francés François Willème. Puede verse hasta el 18 de enero de 2026.

Desde su apertura en junio de 2023, la Galería de las Colecciones Reales muestra en todo su esplendor algunos de los tesoros que un día fueron de la familia real española. Además, con la idea de que cada visita sea diferente, cada cierto tiempo se ofrece una exposición temporal que completa la experiencia a quien se acerca a la joya más nueva de Patrimonio Nacional.
Así, se presentó Fotoescultura. El 3D del siglo XIX, una muestra que abrió sus puertas el 6 de octubre de 2025 y que puede visitarse en la planta dedicada a los Borbones hasta el 18 de enero de 2026. Los encargados de explicar lo que nos encontramos fueron Víctor Cageao, director de la Galería de las Colecciones Reales, María José Suárez, conservadora de Patrimonio Nacional y Leticia Azcue Brea, conservadora del Museo del Prado. Suárez y Azcue son las comisarias de la exposición.

Como fue testigo el Huff Post, señalaron que se trata de 19 fotoesculturas pertenecientes a la colección que custodia Patrimonio Nacional, la más importante del mundo, con un total de 39 piezas realizadas por François Willème, inventor de esta técnica revolucionaria en su momento. Algunas de las piezas ya habían sido exhibidas públicamente antes, pero nunca lo habían hecho juntas, mostrando la grandeza de este método que lamentablemente llevó a la ruina a su inventor.
Fotoescultura. El 3D del siglo XIX se enmarca dentro de lo que se llama Colecciones Reveladas, que como indica Patrimonio Nacional forma parte del programa de exposiciones temporales de la Galería en un formato en el que se presentan, dentro de la muestra permanente, colecciones inéditas o escasamente conocidas que proporcionan nuevos enfoques a las obras que componen el museo.
Una técnica tan revolucionaria como costosa
En la exposición se puede ver a los miembros de la familia real española en tiempos de Isabel II, así como a otros allegados familiares. Destacan por supuesto la propia reina, su esposo, el rey consorte Francisco de Asís y sus hijos Alfonso (futuro Alfonso XII) y las infantas Isabel, conocida popularmente como La Chata, Eulalia y Pilar. La gran ausente es la infanta Paz, que como nos explicó Leticia Azcue Brea en conversación con este medio, era demasiado pequeña (nació en 1862) y se decidió no incluirla. La comisaria indicó también que se cree que las obras fueron realizadas en 1865.

En el espacio habilitado en la Galería de las Colecciones Reales hay explicaciones sobre esta técnica y otras piezas de fotoescultura, considerada un antecedente del 3D, como un perfil de la infanta Isabel, la Chata, otro de la infanta María Cristina de Borbón, hermana del rey consorte, una brillante fotoescultura del rey Francisco de Asís con la capa de Gran Maestre de las órdenes militares de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa, otra de su hijo Alfonso de niño, el que sería Alfonso XII, u otra de Francisco de Paula de Borbón, hijo de Carlos IV, padre del rey consorte y suegro y tío de Isabel II, con uniforme de gala y el Toisón de Oro. Todas estas piezas y los bustos de Isabel, Francisco y su hijo Alfonso son realmente magníficos.
François Willème fue el ideólogo de la fotoescultura, que representaba a una persona en tres dimensiones de forma rápida y correcta. Todo comenzó en su estudio de París, donde colocó 24 cámaras que rodeaban a una persona a la que fotografiaban al mismo tiempo. Eran necesarios 10 segundos de posado y una sola sesión en la que se obtenían 24 imágenes por todos los ángulos de quien posaba. Con ello, el retratado evitaba las largas y tediosas sesiones que demandaban las tradicionales esculturas. Además, entre 2 y 4 días después se obtenía la escultura. Las piezas están realizadas en varios formatos y tamaños.

El francés presentó su invento en París en 1860 y logró que su fama cruzara los Pirineos y llegara a la corte española, un enorme triunfo que le dio gloria y dinero, pero no el suficiente para costear un proyecto que era caro, pero muy caro, tan costoso que suponía un desembolso de entre 270 y 500 francos. Eso no importó a Isabel II, que al enterarse de la existencia de la fotoescultura por medio de Juan Laurent, fotógrafo de la monarca, le pareció buena idea y le hizo llamar. Su idea era que realizara diversos bustos y figuras de miembros de su real familia, y para ello le puso todas las facilidades. Se construyó un estudio fotográfico en el Palacio Real parecido al que Willème tenía en París y le dejó hacer.
El resultado fue, para empezar, una espectacular pieza de fotoescultura realizado mediante un proceso electroquímico utilizando plata sobre cobre con la técnica de la galvanoplastia. Se trata de la anteriormente mencionada obra en la que aparece la familia real a excepción de la infanta Paz. No solo impresionan las figuras de la realeza, sino cómo se recreó el estrado del Palacio Real con los cuatro leones. Llama la atención que a Isabel II le falta la corona y al rey Francisco la espada.
Para la composición de la imagen tridimensional, el francés usaba una linterna mágica, un aparato óptico precursor del cinematógrafo, que tenía una luz artificial en el interior. También era necesario un pantógrafo, dispositivo mecánico con el que se podían copiar imágenes. Las piezas obtenidas solían acabarse en biscuit, es decir, porcelana blanca sin esmaltar, pero también en escayola o bronce.

"La tosca escultura resultante debía entonces ser pulida y alisada por uno de los escultores que trabajaba en el estudio", explicó la comisaria de la muestra, Leticia Azcue, que hizo hincapié en que si bien la técnica era rápida, "resultaba carísima". Y tan cara resultó que este procedimiento patentado en 1860 acabó en 1868 con la ruina de su inventor. François Willème siguió su carrera como fotógrafo y escultor, pero no volvió a utilizar la fotoescultura. Sin embargo, como recuerda Azcue "la técnica se siguió investigando por sus colaboradores y por otros a lo largo del siglo XIX y ya en el siglo XX va habiendo ensayos hasta llegar a lo que hoy es el 3D".
Fallecido en 1905, nunca supo qué era el 3D tal y como lo conocemos actualmente, pero en vida se llevó el agradecimiento de Isabel II, que le condecoró con la Orden de Carlos III. Y más de siglo y medio después de su gran obra podemos disfrutar de ella en la Galería de las Colecciones Reales, al menos por un tiempo.
