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Todo lo que tienes que saber si compartes décimo de Lotería de Navidad para no tener líos

Todo lo que tienes que saber si compartes décimo de Lotería de Navidad para no tener líos

Seguir estos pasos ayudará a todos los participantes a estar completamente protegidos en el marco legal en caso de ser agraciados, evitando conflictos y problemas. 

Personas comprando décimos de la Lotería de Navidad.
Personas comprando décimos de la Lotería de Navidad.Pacific Press

Compartir un décimo de lotería cada 22 de diciembre se ha convertido en casi una tradición, ya sea con amigos, familiares o la pareja. Sin embargo, en caso de elegir compartirlo, es conveniente tener en cuenta algunas recomendaciones para evitar caer en un conflicto o sufrir un malentendido que pueda amargar el momento, si es que tienes suerte. 

Antes de nada, conviene señalar que un décimo de Lotería es un documento al portador, es decir, que en caso de ser afortunados, el premio lo cobrará el que tenga el boleto en su poder. Por ello, el principal consejo que dan desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) es fotocopiar el décimo y entregar a cada uno de los participantes una copia firmada del boleto.

En ellos se deberán incluir el nombre y DNI de la persona depositaria, los datos del sorteo y la cantidad de dinero que cada persona pone. Esto ayudará a que todas las personas que lo comparten estén protegidas en caso de que toque un premio. Otra opción es enviar una foto del décimo a través de un correo electrónico o aplicación de mensajería, siempre y cuando se recojan los datos del depositario y se indique cuál ha sido la participación exacta de cada jugador. 

De hecho, según la OCU, esto nos puede ayudar como prueba en caso de un juicio, aunque es cierto que pueden ser rechazadas en caso de que se aprecie cualquier atisbo de manipulación o no se consiga demostrar su autenticidad, por lo que se aconseja contar con un informe pericial. 

Cómo actuar en caso de que el décimo sea premiado

En caso de que la suerte llegue, lo recomendable es que la persona que tenga el décimo, vaya al banco e identifique de forma correcta a cada jugador del décimo, así como el porcentaje de participación de cada uno (la parte proporcional del billete que ha pagado). Realizado este paso, la entidad bancaria abonará el dinero en la cuenta de la persona titular del décimo, que será quien deberá repartir el dinero con el resto de personas que hayan participado en la compra del décimo. 

En caso de no haber identificado de forma previa a los ganadores en el banco, la transferencia podría interpretarse como una donación, por lo que es conveniente que, si no se quiere caer en la obligación de pagar el impuesto de donaciones, no nos saltemos el paso de la identificación. También conviene tener en cuenta que Hacienda retendrá el 20% de aquellos premios que sean superiores a los 40.000 euros, por lo que la transferencia no se hará hasta que se haya descontado el impuesto. 

Los matrimonios que estén en régimen de gananciales deberán repartir el premio a partes iguales, es decir, cada uno se quedará con un 50% del premio. La cosa cambiará en aquellos casos en los que estén en separaciones de bienes, pues ahí sí que la persona portadora se quedará con la totalidad del premio, a menos que se haya adquirido de forma conjunta. Finalmente, para aquellos más despistados, cabe recordar que el derecho a reclamar el premio es de tres meses después del sorteo, por lo que es mejor actuar rápido si no quieres perder el dinero. 

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Soy redactora de actualidad en El HuffPost España, donde hablo sobre las noticias de última hora y analizo algunos de los temas que conforman la actualidad.

 

Sobre qué temas escribo

Escribo de todo tipo de temas, desde sucesos hasta política y asuntos internacionales, siempre con una mirada crítica y con la idea de que detrás de cada tema hay una historia que merece ser contada. Siempre con la intención de informar, incomodar cuando toca y aportar una mirada que no se quede solo en la superficie. 

  

Mi trayectoria

Cordobesa de los pies a la cabeza. Nací y crecí en Córdoba, tierra de Julio Romero de Torres y ciudad con más Patrimonios de la Humanidad. Me gradué en Periodismo en la Universidad Rey Juan Carlos, en Fuenlabrada, donde descubrí que escribir no solo es contar cosas, sino también saber cómo hacerlo para que te escuchen.

 

Antes de aterrizar en El HuffPost, hice unas prácticas en el diario AS, que me sirvieron para aprender cómo se trabaja en una redacción, así como para coleccionar alguna que otra anécdota. Llevo ya un año trabajando en HuffPost, un lugar que se ha convertido en mi segunda familia, y actualmente vivo en Madrid. Siempre con ganas de aprender, reírme y contar historias que valgan la pena.

 


 

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