Vaya gol, pibe

Vaya gol, pibe

Ha muerto Elías Querejeta. En un país como el nuestro donde son tan extrañas las unanimidades, hace mucho tiempo que alrededor de Querejeta se ha creado una: fue el productor más importante de la historia del cine español.

Ha muerto Elías Querejeta. En un país como el nuestro donde son tan extrañas las unanimidades, hace mucho tiempo que alrededor de Querejeta se ha creado una: fue el productor más importante de la historia del cine español.

Elías ha muerto el fin de semana del estreno de 15 años y un día, la última -y excelente- película de su adorada hija Gracia. La película está dedicada a él: era la primera película que Gracia hacía sin el amparo de su padre.

Hace ahora dos años el Festival de Cine de Huesca le concedió el premio Luis Buñuel. Recupero ahora esta crónica como tributo a alguien a quien el cine español le debe algunas de sus mejores alegrías. Gracia le dedicó su última película y yo le dedico estas palabras a ella, de la que su padre se sentía tan infinitamente orgulloso.

Viernes 10 de junio. El Festival de Cine de Huesca entrega el premio Luis Buñuel al productor Elías Querejeta. Elías ha recibido a lo largo de su carrera más de 40 homenajes en todo el mundo. Cuando, en la rueda de prensa, una periodista le pregunta qué encuentra de especial en el de Huesca, Elías no tiene ninguna duda: "Luis Buñuel".

Elías fue amigo de Buñuel e, incluso, colaboró en la producción de Viridiana cuando, con 26 años, él daba sus primeros pasos en el cine. Elías recuerda que Buñuel, mientras vivía en Madrid durante el montaje de Viridiana, organizó una tertulia muy peculiar: para pertenecer a ella se necesitaba acreditar la condición de ex. Por ejemplo, a Domingo Dominguín se le aceptaba como extorero; a Ricardo Muñoz Suay como ex preso político; al mismo Luis Buñuel como exboxeador; y a Elías Querejeta, como exfutbolista.

A Elías le encanta referir ese episodio porque, además de rendir tributo a Buñuel, le permite presumir de algo crucial para él: de su carrera como futbolista en la Real Sociedad y, sobre todo, del gol que le marcó al Real Madrid de Di Stéfano y Gento el domingo 9 de octubre de 1955, el mismo día, por cierto, que nació mi hermano Salvador. Elías se viene arriba cada vez que alguien le pide recrear ese gol. Tenía 20 años y jugaba de interior. El estadio de Atocha se encontraba a rebosar: el rival era el mejor equipo que se había visto nunca. En el minuto 42 el resultado se mantenía empate a cero. Entonces, Elías cogió el balón, regateó a varios jugadores -portero incluido- y, desde una esquina, con una gran precisión y finura, disparó a puerta. El campo estaba totalmente embarrado y el balón, muy lentamente, golpeó en el poste y luego traspasó la línea de gol sin llegar a tocar la red. Di Stéfano le dijo: "Vaya gol, pibe". En ese momento, Elías se sintió indudablemente feliz. El partido acabó uno a cero. Se desató tal euforia que al hermano pequeño de Elías los amigos le sacaron a hombros del estadio. Un amigo le soltó luego: "Elías, no hagas nada más en tu vida. Jamás harás nada mejor que esto". Elías jugó cuatro temporadas en la Real. Se retiró muy joven por una razón muy contundente: "Me aburría en los entrenamientos". Pero Elías, aún ahora, cuando se encuentra con unos niños que juegan al fútbol en la calle, no puede evitar pedir el balón.

Entre los invitados al homenaje a Elías se encuentran en Huesca dos representantes de sus dos grandes pasiones, el productor y director Gerardo Herrero -para quien Elías siempre ha sido la gran referencia- y el periodista deportivo Santiago Segurola, colaborador de Querejeta en El partido del siglo, una serie de películas sobre mitos del fútbol. A Huesca también han venido Alberto Bermejo y Gerardo Sánchez, responsables del documental sobre Elías que se rueda para la serie Imprescindibles de La 2.

Elías Querejeta tiene 76 años. Hace más de 50 que es productor, tal vez el más brillante del cine europeo desde la década de los 60. El cine español le debe algunas de sus mayores alegrías. Elías ha sido clave para explicar películas (La caza, El espíritu de la colmena, La prima Angélica, Cría cuervos, El desencanto, El sur, Tasio, Familia, Los lunes al sol, Asesinato en febrero, Siete mesas de billar francés) y directores (Carlos Saura, Víctor Erice, Manuel Gutiérrez Aragón, Jaime Chávarri, Emilio Martínez Lázaro, Montxo Armendáriz, Fernando León, su hija Gracia) que se encuentran entre lo más sobresaliente de nuestro cine. Elías ha logrado algo bastante extraño: imprimir su sello y su poderosa personalidad a su cine y, al mismo tiempo, dejar volar la creatividad y potenciar la propia personalidad de sus directores. Querejeta permanece asociado a la calidad artística pero también a la altura ética, a la exquisitez intelectual y al compromiso con su tiempo. Ha exhibido su toque en el franquismo, en la transición, en la democracia, en el siglo XXI. La cosa tiene su mérito, si reparamos en que la industria del cine español nunca resulta precisamente confortable para alguien que quiera dedicar su vida a producir películas. El arte de Elías ha consistido en lograr un cine muy distinguido en una industria muy poco distinguida.

Pues bien, a estas alturas, después de todo, lo que más le relaja es hablar y no parar de fútbol, de la Real, de Messi, de Pep Guardiola, de Mourinho. De todo eso charlamos en la comida que le ofrece el Festival de Huesca en el restaurante Las Torres. Cuando la conversación deriva hacia otros asuntos, Elías pone cara de estar pensando en sus cosas y no abre la boca. Solo reacciona cuando alguien alude a Jorge Semprún, su gran amigo, fallecido hace dos días. Elías recuerda cómo se conocieron, en los años 60: "Coincidimos en el ascensor de la casa de Domingo Dominguín, en la calle Ferraz de Madrid. Yo sabía quién era él y él sabía quién era yo. Pero no nos dijimos nada. Eran tiempos de clandestinidad. Salimos del ascensor y nos dirigimos a la misma puerta. Entonces, Domingo nos presentó". A alguien, en la sobremesa, se le ocurre hablar de cine. Entonces, de repente, Elías se levanta y dice: "Me voy a descansar".

Al lado de Elías, en la comida, se ha sentado Orencio Boix, que vive su primera edición como director del Festival de Huesca. Tiene 29 años y es autor de "Los chicos de provincias somos así", un documental sobre la historia de la cultura pop en Huesca. Orencio es muy joven pero le sobra sensibilidad para valorar la presencia de Querejeta en su ciudad. Ha mimado este homenaje. Pero quizá no había calculado que de lo que más se iba a hablar en él sería de fútbol. Con Elías es imposible evitar el tema. De la Real y del Zaragoza ya discutimos el día que le conocí, en el otoño de 1986, cuando vino a Zaragoza con Montxo Armendáriz a presentar 27 horas en el cine Don Quijote. Me recuerdo con ellos, con Cuchi Gómez y con José Antonio Labordeta cenando en Casa Emilio. Y luego en Radio Zaragoza, con Ángela Garrido, charlando de fútbol y drogas hasta la madrugada.

En esta noche de viernes, en el Teatro Olimpia, Gerardo Herrero entrega a Elías el premio Luis Buñuel. Luego, tomamos algo en el bar Correos. Todo va bien mientras hablamos de Luis Arconada. Pero cuando uno de nosotros sostiene que la gente va más a los teatros que a las salas de cine, Elías dice: "Me voy a descansar". Elías, con el tiempo, se ha vuelto más parco y más irónico. Si le gustaran los chistes, sería perfecto para contar chistes de vascos. Pero a Elías, ahora, lo que más le gusta es contar cómo, una vez, Di Stéfano se le acercó y le dijo: "Vaya gol, pibe".