El primer ministro de Portugal gana por mayoría absoluta las elecciones a las que le habían abocado sus aliados. Será el más longevo de la historia del país.
El socialista se beneficia de la crisis de la 'geringonça' y podrá gobernar en solitario, con una nueva derecha enfrente: más ultra, más fragmentada. Las encuestas no lo vieron.
El PS sale beneficiado del adelanto electoral, mientras los socios de izquierda pagan su falta de apoyo a los presupuestos. La ultraderecha es ya la tercera fuerza.
Los ciudadanos tendrán que ir a las urnas el 30 de enero ante la imposibilidad de sacar adelante los presupuestos. La izquierda se ha plantado ante Costa y ha roto la baraja.
Aleja el fantasma de las elecciones anticipadas que amenazan al país vecino por el desacuerdo en la izquierda y apuesta por la "estabilidad" y los "avances sociales".
Comunistas y Bloque se niegan a apoyar a los socialistas de Costa porque le piden más acción ante los bajos salarios, el combate a la pobreza, las pensiones o el IVA de la luz.
La victoria refuerza al primer ministro Antonio Costa, que afronta la segunda mitad de la legislatura con el empuje de los fondos de recuperación europeos.