Enrique Peña Nieto explicaba la semana pasada que en 50 municipios mexicanos se han producido un 44% de los homicidios sucedidos durante el primer semestre de 2016. Los dos primeros puestos los ocupan Acapulco, estado de Guerrero, y Tijuana, estado de Baja California.
En El Salvador hay una guerra que nadie cuenta porque a Centroamérica casi nadie la cuenta. Los refugiados no se acumulan en nuestras fronteras ni se hunden en nuestras aguas. Centroamérica es quizá, con algunas partes de África y las ex repúblicas asiáticas soviéticas, la parte del mundo menos narrada. El planeta, al menos el mediático, pega un salto desde Colombia hasta México y en medio se deja unos cuantos miles de muertos olvidados y decenas de miles de inmigrantes que, como por arte de magia, se hacen visibles sólo cuando intentan cruzar a Estados Unidos.
México vive una polémica generada en el fútbol tras la amenaza de la FIFA de cerrarle el Estadio Azteca, donde juega la selección, si se repite un grito constante de su hinchada al portero rival: "¡Eh, puto!". Para algunos se trata de una medida absurda de ese buenismo postmoderno que enjuicia la diversión y para otros de crear conciencia social o, mejor dicho, de no crearla.