Tras meses de encuentros secretos, de cesiones y de avances, se firmó en Washington la hoja de ruta que debía llevar a una solución justa y duradera al conflicto. Tres décadas más tarde, la violencia azota y los políticos ni se miran.
Muchos se sintieron indignados por las palabras de 'Márquez', donde prácticamente presentaba a su movimiento no como victimario, sino como víctima; pese a la estela de ataques a civiles, secuestros, siembra de minas antipersona y otros hechos de los que las FARC han sido responsables.