
rodea el congreso
rodea el congreso




Los rugidos de la realidad
En el Ala Oeste de la Moncloa alguien ha debido pasar el fin de semana cavilando sobre qué es lo que ha ido tan rematadamente mal para que la realidad haya hecho trizas un cuidadoso diseño para relanzar la maltrecha Marca España. Las protestas del 25-S y la actuación policial han dado la vuelta al mundo, mientras el New York Times habla de la pobreza en nuestro país y cuestiona la fortuna personal del Rey.



Mala salud democrática a la española
Si la democracia se blinda en el Congreso llegará un punto en que sus Señorías se volverán misántropos. Si observan a los ciudadanos indignados como a enemigos, la resultante será la ruptura del pacto democrático que sostiene nuestro sistema.



El policía sirvienta
Después de todas las fotos y videos publicados estos días, no tengo mucho que añadir sobre la brutalidad y la escandalosa actuación de la policía. Pero, ¿por qué esas ganas de humillar tanto a los jóvenes, tantas ganas de romperlos?



El 25-S y la mayoría silenciosa
Resulta muy fácil empezar este artículo llamando la atención a Mariano Rajoy sobre el peligro que las "mayorías silenciosas" han representado siempre para cualquier democracia. No es solo indicio de una preocupante falta de sensibilidad hacia la dimensión política de la sociedad civil realmente preocupante, sino de ignorancia histórica.

Realidad y narración
Sr. Rajoy, yo soy parte de esa mayoría silenciosa que no se manifestó el 25S y le ruego que no tergiverse y mucho menos se apropie de mi silencio. Que no estuviera físicamente en Neptuno no significa que no me indigne ante las cargas policiales, la desmedida reacción de la delegada del Gobierno, la manipulación por parte de la televisión estatal de las imágenes de lo ocurrido, la chulería de los agentes que se negaron a identificarse en la estación de Atocha e intimidaron a los viajeros.



El 25-S desde el Congreso
Dentro del Congreso hubo grupos parlamentarios que se dedicaron a aprovechar el incendio para sacar provecho. Para algunos el rodeo del Congreso sólo supuso alguna incomodidad a la hora de entrar, de llegar, de salir, para muchos marcó un antes y un después.


Me duele lo que veo...
Veo a una ciudadana suplicando desarmada, arrodillada e indefensa. Veo a un policía gritando escopeta en mano, chaleco, pistola, casco y botas con punta de metal. Todo se repite en un bucle cada vez más peligroso.
