Se cumplen 50 años del movimiento social y sindical que cuestionó el viejo mundo, pero el presidente francés hace como el que oye llover. Tiene motivos.
Paco Casero conversó conmigo esa noche y me habló de su plan de acudir a las 12:00 de la mañana siguiente a la Place des Nations, frente a la entrada del Palacio de las Naciones Unidas de la ONU, con sus pancartas, para esperar allí la llegada del rey.
La huelga encubierta de los trabajadores de Alitalia en Roma-Fiumicino, usando como rehenes las maletas de otros trabajadores a los que les han amargado las vacaciones y a los que han hecho gastar más dinero del necesario, ha sido una actitud cobarde propia del sindicalismo amarillo y reaccionario.