Inolvidable la escena del comienzo de El diario de Bridget Jones en la que su protagonista, tras apurar de golpe una copa de vino, interpreta All by myself, una de las canciones más tristes sobre la soledad que se hayan escrito nunca. Reflejaba desgarradamente esa incomprensible tendencia de las personas a revolcarnos en nuestras desgracias.