La salida de EEUU y el ascenso talibán colocan al país en un complejo escenario. Sin democracia, sin libertades, sin esperanza. Toca dar la batalla por los afganos.
El ascenso de los talibán se festeja en Al Qaeda, sus aliados, pero sus portavoces insisten en que han cambiado y ahora no darán abrigo a terrorista alguno.
Esta región al norte de Kabul no fue conquistada ni por soviéticos ni por talibanes y ahora recibe a los restos del ejército afgano, en un intento de contener a los islamistas.
Ha estado 20 años recibiendo ayuda internacional, pero el abandono de EEUU y su propia corrupción han hecho desaparecer un grupo de 300.000 uniformados.
Lo de Afganistán viene de lejos, siempre fue un conglomerado levantisco y fraccional, de tribus dispersas, guerreras, en alianzas y hostilidades cambiantes.