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'Nino Bravo, Libre: el musical', un cantante sin contexto

'Nino Bravo, Libre: el musical', un cantante sin contexto

Una comedia musical, ligera y fresca.

Escena de 'Libre Nino Bravo. El musical'Tato Baeza

Siempre que se habla de teatro documental se piensa en teatro contemporáneo. Ese tipo de obras en las que se denuncia una injusticia social, una desigualdad o un atropello a los derechos o un caso mediático de corrupción política, de abuso. Pues bien, Nino Bravo, Libre: El musical estrenada en el Teatro Nuevo Apolo, es un musical que se podría considerar teatro documental en el que la denuncia queda fuera y distante. Más allá de la que se hace del amaño de concursos televisivos o de la precariedad del sector de la música popular, en la que si no eres una estrella, además de cantar, te toca conducir la furgo y montar y desmontar el escenario.

Esa clasificación se debe a que la pretensión de esta obra es el repaso de las sesenta y una canciones que llegó a cantar Nino Bravo y como esas canciones iban influyendo en la carrera y vida personal del cantante.

¿Cómo la han hecho? De una forma sencilla y con mucha inteligencia escénica. La sencillez viene dada porque el espectáculo se basa en cuatro cantantes que se van alternando en el rol de Nino Bravo. Papel en el que se van intercambiando, con la interpretación también de algunas intervenciones estelares, se quiere decir que asumen el rol de otras estrellas. Como Lola Flores, Carmen Sevilla, Raphael y el compositor Augusto Algueró, menos conocido que los anteriores, y otros nombres de la época que dirán mucho a los asistentes de cierta edad. Lo que permite añadir el adjetivo melancólico a la definición de teatro documental.

Habrá quien piense que el elenco está formado por pocos cantantes para ser un musical, sobre todo para aquellas personas habituales de los espectáculos de la Gran Vía. Pero lo cierto es que no se echa en falta un mayor número. Lo que habla de la inteligencia escénica con la que está hecho y de la competencia teatral del conjunto vocal.

  Escena de 'Libre Nino Bravo. El musical'Tato Baeza

Una inteligencia que ha definido un espacio teatral que aparte de cambios de iluminación, la movilización de unos módulos y algunos videos poco cambia. Sin embargo, lo mismo que pasa con el elenco, la sensación es que el espacio está lleno. Que ni falta ni sobra. Que está bien medido y adaptado al escenario.

Aspectos de los que es responsable la dirección escénica colegiada de Santiago Sánchez y Víctor Lucas, vinculados a L’Om Imprebis. Que han encontrado cómplices en, o han sabido crear complicidad con, los Melomans, los cuatro cantantes que hay en escena, y el resto del equipo artístico para dar un espectáculo popular. Ya que desde el punto de vista del público parece funcionar, de acuerdo a los aplausos que reciben y a la apoteosis final.

Y que contiene una breve y brillante utilización de los títeres. Más bien de una títere en la escena que Nino Bravo cuenta cómo conoció a su mujer en una discoteca valenciana de moda en la que solía recalar con regularidad. Que desde el punto de vista de ejecución es modélica. Un personaje que construyen con un vestido, sesentero, una peluca rubia de media melena y corte con cierto estilo a lo garçon. Y unas altas botas blancas acharoladas y de plataforma que brillan en la oscuridad de la disco y que tienen un efecto hipnótico y psicodélico sobre Nino Bravo. O al menos así se ve desde la butaca.

Si todo lo anterior está cuidado, no lo es menos la música. El grupo Melomans, de música vocal, cantan bien y saben usar la voz para reproducir instrumentos grabados que puestos en loop sirven para poner música a las canciones. Y lo hacen como colegas, como amigos que les guste la música y que se reúnen con regularidad para cantar sus preferidas, y probar formas distintas de hacerlo. Quizás sea esa vibra la que produce tan buen rollo entre ellos y entre el público.

  Escena de 'Libre Nino Bravo. El musical'Tato Baeza

Todos estos elementos, los mezclan los agitan, y son capaces de hacer un espectáculo consistente con lo que proponen. La historia de un hombre de éxito, procedente de una familia de cantantes líricos, que sin fallarle a los compañeros de viaje, los colegas de toda la vida que compartían su afición por la música y con los que inició a cantar, consigue el éxito.

Pocas grietas o fisuras se ven en este hombre. Que no duda ni en sí mismo ni en lo que hacen. Que se mantiene fiel a los compañeros de siempre, aunque tiene mejores ofertas. Ni si quiera cuando Latinoamérica se le abre en canal y hasta puede pedir que su peluquero preferido de su tierra natal lo deje todo para peinarle en la capital.

Como hombre corriente y moliente, solo echa en falta tener más tiempo para estar con la familia y en el pueblo. En un mundo en el que la mujer es un objeto de burla para los hombres jóvenes. Es decir, de engaño, para robarle un beso, hacer manitas y si es posible algo más placentero a pesar de la época en que sucede la obra. Mujeres que al crecer se convierten en el reposo del guerrero y una proveedora de hijos, cuando el hombre cumple años, lo que muchas personas confunden con madurar.

  Escena de 'Libre Nino Bravo. El musical'Tato Baeza

Así que, como fruto de estos tiempos, se muestra a Nino Bravo como lo que hoy se llamaría un businessmen pero en aquella época. Que sabe hacer crecer el negoci y que reconoce tener una oportunidad tan grande que no puede desperdiciar.

¿Será por no ponerla en riesgo que ni siquiera en la intimidad tenga un comentario sobre la situación política, los últimos años de la dictadura de Franco, en la que se produce su ascenso meteórico como cantante? ¿Sería posible esa ausencia de crítica en alguien que comienza cantando las canciones de The Beatles o Elvis Presley, artistas tan demonizados por esa dictadura que incluso boicotearon los conciertos de los primeros? ¿Están la música y los músicos tan fuera del mundo que ni siquiera entra en su biografía su función pública y, por tanto, política, en forma de modelos y prescriptores, de influencers, y de la promoción que hacen de sentimientos, pensamientos, ideologías y conductas que las soportan y apoyan? Y ¿podría estar tan al margen alguien que cantó como cantó Libre?

Esa y no otra es la crítica que se le puede hacer a este espectáculo. Porque como ya se ha dicho está puesto en escena de una manera que parece de los grandes. Es amable y simpático, a pesar de la trágica muerte del cantante. Se ha cuidado la parte musical. Y no se olvidan los conocidos éxitos que el público conoce, a pesar de los años que han pasado, y que a veces es invitado a tararear o completar. A lo que este responde con alegría y felicidad, pues a pesar de que se da la luz en la sala, se puede esconder en la voz (des)afinada de los demás y cantar: Libre/como el ave que voló de su prisión/ y puede al fin volar.

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Como el dramaturgo Anton Chejov, me dedico al teatro y a la medicina. Al teatro porque hago crítica teatral para El HuffPost, la Revista Actores&Actrices, The Theater Times, de ópera, danza y música escénica para Sulponticello, Frontera D y en mi página de FB: El teatro, la crítica y el espectador. Además, hago entrevistas a mujeres del teatro para la revista Woman's Soul y participo en los ranking teatrales de la revista Godot y de Tragycom. Como médico me dedico a la Medicina del Trabajo y a la Prevención de Riesgos Laborales. Aunque como curioso, todo me interesa.