El pacto contra la corrupción huele a muerto

El pacto contra la corrupción huele a muerto

En cuanto se escarba un poco, surgen los primeros prejuicios. Resulta paradójico que los mismos que aseguran que es necesario pactar ya, se pongan a la defensiva tan rápidamente.

¿Hasta cuando van a seguir meditando sobre la corrupción sus señorías? El PP negando la contabilidad B que el juez Ruz ha hallado en el partido, Carlos Fabra, el cacique de Castellón, jactándose de que sólo le han caído cuatro años -no por prevaricación- y de que la cárcel puede esperar, UGT falsificando maletines en Asia como si fueran gastos de formación... Las noticias sobre corrupción de estos días reavivan el gran problema de la clase política. Mientras, el cabreo de los ciudadanos impotentes aumenta por la naturalidad con que los políticos se toman el tema, como si fuera algo muy complejo de frenar. Hay incluso quien, como el ministro Arias Cañete, considera que el asunto no va con él porque su nombre está libre de pecado: "A mí no me afecta la corrupción", comenta queriéndose quitar de encima el muerto cuando solo le preguntábamos por el pacto con medidas concretas contra la corrupción que la vicepresidenta Sáenz de Santamaría viene pidiendo desde septiembre. Pensar que la corrupción no va contigo porque no estás acusado es el autoengaño que envuelve al Gobierno ante una de las principales preocupaciones de los españoles, por detrás del paro, que ocupa el primer lugar, según el barómetro del CIS.

Todos quieren apuntarse el tanto de haber acabado con la corrupción. Lo que se ha convertido en uno de los problemas esenciales para llegar a un acuerdo. Ramón Jáuregui y José Enrique Serrano, los diputados del PSOE que están trabajando las medidas que debe contener el texto propuesto por la vicepresidenta, lo verbalizan. "Como ni el Gobierno ni nosotros tenemos autoridad moral para protagonizarlo -apunta Jáuregui-, tenemos que solemnizar un gran pacto de todos los grupos ante la sociedad. No vamos a poder eliminar la corrupción cien por cien pero podemos reducirla sustancialmente y creo que se debería hacer antes de Navidad". Su idea es que pasen por una subcomisión parlamentaria abierta "representantes del ámbito bancario, universitario, empresarial... y que planteen sus propuestas". Descendiendo al detalle, Serrano, apunta algunos aspectos que se deberían tocar como cambiar la ley del Tribunal de Cuentas, reformar la parte correspondiente del Código Penal, la ley de Partidos, ley de Contratos del Estado, los reglamentos de las Cámaras, encontrar una fórmula contra el uso político de la imputación, y sin embargo, que cuando comience el juicio oral el acusado abandone todas sus responsabilidades y fortalecer el pacto contra los tránsfugas. Ante la retahíla de actuaciones que habría que emprender y la falta de consenso que reina entre los grupos parlamentarios, cuesta imaginar una fecha en el horizonte.

"El verbo dimitir se conjuga muy poco en España respecto a otras sociedades europeas", reconoce Carles Campuzano de CiU, para el que la cultura de asunción de responsabilidades no existe, como tampoco los mecanismos de retorno a la actividad política cuando se demuestra que el imputado es inocente. "El presidente de Alemania dimitió hace un año por aceptar un crédito en condiciones ventajosas y Alain Juppé también tuvo que dejar sus cargos y años después acabó siendo ministro de Sarkozy", recuerda Campuzano. Su compañero de filas, Sánchez Llibre, es de los que defiende que "hay que dejar actuar a los tribunales" y está convencido de que a los partidos no les queda más remedio que alcanzar un acuerdo contra la corrupción.

La rotundidad del catalán choca con el descreimiento del diputado de IU, Gaspar Llamazares. "¿Un pacto contra la corrupción? Ese es el Guadiana que maneja el Gobierno constantemente. Mientras el PP no colabore con la Justicia y no asuma responsabilidades, todo esto será como agua bendita. El problema de PP y PSOE es que no tienen credibilidad y no han dado muestras de asumir ninguna responsabilidad en los casos que les afectan. De ahí las declaraciones de González Pons cuando dice que el PP es como todos los partidos o cuando Montoro, a una pregunta sobre lo está pasando dentro de la Agencia Tributaria, nos ha contestado amenazando con la deuda fiscal de los partidos". IU no rubricará el manoseado pacto mientras el PP no colabore con la justicia. "Para qué vamos a participar en endurecer unas leyes cuando ni siquiera cumplen las que ya hay", concluye Llamazares.

Tanto en las filas del PP como en las del PSOE mantienen que UPyD e IU tendrían problemas para firmar un pacto amplio y detallado porque se rompería su estrategia frente a la corrupción, que pasa por acusar a los dos mayoritarios de ámbito nacional de complicidad con los corruptos. Las críticas de Rosa Díez a la elección colegiada entre PP y PSOE de los miembros del Consejo Superior del Poder Judicial, evidencia que difícilmente se sumará a un acuerdo general. Para los partidos que suben en las encuestas, una foto conjunta con PP, PSOE y CiU, -los tres manchados por la lacra de la corrupción-, les resta, más que aportarles.

Los minoritarios son menos comprensivos que los grandes partidos con la abultada lista de alcaldes y altos cargos imputados. "Es fácil poner una denuncia señalando a un alcalde, sobre todo por conflictos urbanísticos, comparado con lo arduo que resulta defenderse. Quienes demandan no son precisamente un ejemplo de pureza, véase el empresario que acusó a Fabra, por ejemplo, sin que con eso quiera justificar nada", apunta un diputado popular. "¿Qué tendría que haber hecho Pepe Blanco, dimitir?", nos pregunta un diputado del PP. "Habría que ser muy concretos en la ley con el tema de las denuncias falsas o que responden a intereses turbios o a vendetas derivadas de no lograr que un político favorezca tus proyectos, porque sino sería muy sencillo acabar con la carrera de alguien", propone un diputado catalán.

En cuanto se escarba un poco, surgen los primeros prejuicios. Resulta paradójico que los mismos que aseguran que es necesario pactar ya, se pongan a la defensiva tan rápidamente. No hay más que ver cómo se aprobará mañana la Ley de Transparencia, que se vendió como gran paso hacía la depuración del sistema político que uniría en un solo cuerpo a todo el arco parlamentario. Solo CiU y PNV apoyarán al Gobierno. Hay bastantes papeletas de que el pacto anticorrupción concluya de igual forma.

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Ana Ramírez Cañil es periodista. Nació en Madrid, pero es de Rascafría. Ha trabajado en Cinco Días, en la revista Mercado, en la primera La Gaceta de los Negocios. Entre 1984 y 1985 vivió en Nueva York. Redactora jefe del semanario El Siglo, directora de «Informe Semanal», delegada de El Periódico de Catalunya en Madrid, subdirectora de soitu.es. En 2010 crea con Pilar Portero la web de política y economía tu2is.es. Es Premio Espasa de Ensayo por La mujer del Maquis y autora de Si a los tres años no he vuelto (Ed. Espasa). Sigue a Ana Cañil en Twitter en http://twitter.com/anarcanil Pilar Portero es periodista, ha trabajado, por orden cronológico, en Radio3, en la revista de información general El Siglo, en el Negocios de El País, en el Magazine de El Mundo, en la Sección de Madrid de El Mundo, en elmundo.es, desde el año 2000. Es una de las fundadoras de soitu.es, en donde trabajó desde 2007 hasta el cierre. En 2010 crea con Ana R.Cañil la web especializada en política y economía tu2is.es. Sigue a Pilar Portero en Twitter en http://twitter.com/pilarportero