Los científicos analizan el aire 'aburrido' de hace 1.400 millones de años: no esperaban nada y topan con algo muy explosivo
El inesperado cóctel pudo preparar el terreno para la posterior explosión de vida compleja.
Durante décadas, los geólogos se refirieron a este tramo de la historia de la Tierra como el "mil millones aburrido". Un largo periodo —entre hace 1.800 y 800 millones de años— en el que, supuestamente, no ocurrió nada relevante: sin grandes glaciaciones, sin extensiones masivas y sin saltos visibles en la evolución de la vida. Pero esa etiqueta empieza a quedarse corta, es más, se puede pasar de lo aburrido a lo agitado.
Un equipo de investigadores de Estados Unidos ha logrado reconstruir la composición del aire de hace 1.400 millones de años y el resultado no encaja con esa idea de una Tierra estática y sin sobresaltos, según publica WP Tech.
Lo que han encontrado apunta a lo contrario, a una atmósfera químicamente muy activa, con niveles de dióxido de carbono sorprendentemente altos y oxígeno muy bajo, un cóctel que pudo preparar el terreno para la posterior explosión de vida compleja.
Aire antiguo atrapado en cristales de sal
El hallazgo ha sido posible gracias a un descubrimiento poco habitual: muestras directas de aire antiguo conservadas en microburbujas atrapadas dentro de cristales de sal (halita). Estos cristales se formaron cuando un lago salino se fue secando lentamente, sellando en su interior pequeñas inclusiones de gas.
Las muestras proceden del entorno del Lago Black Sturgeon, en Canadá. En aquel momento geológico, esa región se encontraba mucho más cerca del ecuador, con un clima comparable al de los lagos subtropicales actuales.
Analizar estas burbujas no ha sido sencillo. Durante años, este tipo de inclusiones se consideraban poco fiables porque los gases podían alterarse con el tiempo. La diferencia, según explican los autores, ha sido el uso de equipos de laboratorio diseñados específicamente para extraer y medir los gases sin contaminarlos.
El dato clave: CO₂ muy alto y oxígeno casi inexistente
El trabajo ha sido liderado por el equipo del profesor Morgan Schaller, y las mediciones más precisas las realizó el doctorando Justin Park. Los resultados son reveladores: oxígeno (O₂) al 0,78% y dióxido de carbono (CO₂) al 0,28%.
Para ponerlo en contexto, hoy la atmósfera terrestre contiene alrededor de un 20% de oxígeno y apenas un 0,04% de CO₂. Es decir, hace 1.400 millones de años había siete veces más dióxido de carbono que ahora y una cantidad de oxígeno casi irrelevante para los estándares actuales.
Un planeta cálido con un Sol más débil
Este dato resuelve una vieja paradoja. En aquel periodo, el Sol emitía hasta un 15% menos de energía que hoy. Con una atmósfera similar a la actual, la Tierra debería haber estado congelada. Pero no fue así.
La explicación está en ese CO₂ elevado, que actuó como un potente gas de efecto invernadero. Gracias a él, el planeta mantuvo temperaturas comparables a las actuales, lo que explica la ausencia de grandes glaciaciones durante ese periodo "aburrido".
Lejos de ser un planeta muerto o inerte, la Tierra mantenía un equilibrio climático delicado, sostenido por una atmósfera cargada de gases.
¿Y la vida? Oxígeno justo, pero suficiente
El bajo nivel de oxígeno podría parecer incompatible con la vida, pero los investigadores matizan. Esa concentración era suficiente para organismos muy simples y para la formación de una delgada capa de ozono, capaz de filtrar parte de la radiación ultravioleta.
La vida compleja, sin embargo, tardaría cientos de millones de años más en aparecer. Y aquí surge la gran pregunta: si el clima era estable y había oxígeno, aunque poco, por qué la vida compleja se retrasó tanto.