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El PSOE achica agua en su Comité Federal mientras el PP disfruta su Congreso en una cala sin olas: crónica de un sábado más

El PSOE achica agua en su Comité Federal mientras el PP disfruta su Congreso en una cala sin olas: crónica de un sábado más

El Comité Federal socialista ha estado marcado por la renuncia de uno de los nombramientos de Pedro Sánchez tras ser denunciado por comportamientos machistas. En Ifema, Feijóo se pasea ante los suyos.

Comité Federal del PSOE, este sábado.EFE/ Eva Ercolanese

Es la segunda vez que el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, tira de la misma metáfora. Lo hizo en su segunda comparecencia desde Ferraz tras la publicación del demoledor informe de la UCO sobre Santos Cerdán, y ha vuelto a hacerlo esta mañana en un Comité Federal que sonaba a supervivencia. Si hace unos días ya dijo aquello de que su deber “como capitán” era “tomar el timón”, este sábado Sánchez ha insistido en la misma idea. “El capitán no se desentiende cuando viene mala mar, se queda a capear el temporal y a llevar la nave a puerto”, ha dicho el presidente del Ejecutivo. A pesar del bochorno que desprendían sol y asfalto esta mañana en los alrededores de la sede socialista, el ambiente era de chubasco intermitente, una imagen que se contraponía a las aguas calmadas que parecía atravesar en Ifema el Partido Popular. La necesidad de un esfuerzo remero en el PSOE es en realidad el viento que arrastra a un Alberto Núñez Feijóo que, por ahora, no parece enfrentar siquiera motines en su navío.

Este sábado, el PSOE buscaba lanzar la imagen de un partido renovado y con las grietas en el casco cerradas, pero sin éxito. Si esta semana avanzaban los cambios en la cúpula socialista “para evitar los rumores”, lo que han logrado ha sido algo peor incluso que los chismes. El conjunto de miembros del Comité Federal ha tenido que enfrentar esta mañana, nada más llegar a Ferraz, la misma pregunta: “¿Qué les parece lo que se ha publicado sobre Francisco Salazar?” La noche anterior, eldiario.es había publicado las denuncias de varias mujeres sobre uno de los nuevos adjuntos a la Secretaría de Organización del PSOE por comportamientos machistas. Mientras algunos ministros como Ángel Víctor Torres o Diana Morant aseguraban no haber podido leer todavía la información, Pilar Alegría sorprendía con su respuesta. Salazar, dijo la ministra y portavoz del Gobierno, es un compañero “absolutamente íntegro”. Horas más tarde, y tras la renuncia del propio Salazar, Alegría se veía obligada a salir del Comité Federal para matizar sus propias palabras ante la prensa. De nuevo las grietas en el casco. Tocaba achicar agua.

Fuera, frente a la puerta de Ferraz, un grupúsculo de una veintena de personas, en su mayoría mujeres mayores, se concentró para mostrar apoyo al Comité Federal. Se asemejaban a una suerte de tripulación que haría todo lo que les pidiera su capitán, incluso, llegado el caso, donar su sitio en los botes salvavidas para salvarlo a él. La confianza que mostraban en su partido era extrema, hasta el punto de culpar a los medios de comunicación por las publicaciones sobre la corrupción. Los aplausos y gritos de júbilo cada vez que aparecía un miembro del Gobierno solo se vieron interrumpidos en cuanto apareció Emiliano García-Page, quien como en un western entró en la sede cortando una carretera atestada de Policía. Page recibió los mismos calificativos que el grupo emitía de vez en cuando contra la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. “Miserable” fue lo más suave. En una ocasión, uno de estos tripulantes se situó en medio de la calzada para impedir el trayecto del autobús que una organización ultra mantiene desde hace días circulando por Ferraz con la palabra “corrupto” bien grande y una fotografía de Sánchez con mirada diabólica. Con los brazos abiertos en jarra, como un Jesucristo dispuesto a ser atropellado, al hombre tuvo que sacarle la Policía.

Alejados de estos, y frente a la Parroquia del Inmaculado Corazón de María, otro grupo no tan inmaculado cumplía la función de piratas tratando de asaltar el barco socialista. De nuevo una veintena de personas, en este caso ataviadas con la bandera de España, una señora con una franquista, se colocaban en el paso de peatones para proferir insultos a gritos. Una de estas personas se encaró en un momento dado con una de las defensoras de Pedro Sánchez, quien le dijo: “¿Y de la corrupción vuestra de antes? Muchos más corruptos teníais vosotros en el Gobierno”.

  El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijoo, en el Congreso.EFE/ J.J. Guillén

A unos cuantos kilómetros, y ajenos a todo lo que sucedía en Ferraz, el Partido Popular se reunía en un Congreso Nacional extraordinario que solo buscaba entronizar a Alberto Núñez Feijóo. En Ifema, las aguas estaban tranquilas. Mientras el PSOE buscaba cubos para aliviar el peso del agua, en el pabellón 10 del recinto ferial madrileño uno podía practicar hasta paddle surf. Tal era la confianza en los errores de la parte socialista que nadie tuvo reparos en recibir a Carlos Mazón casi como un héroe nacional. O en criticar el machismo mientras Alfonso Rueda, el presidente de la Xunta, se sacaba fotografías con una sonrisa después de que hace semanas dimitiera uno de sus conselleiros tras ser denunciado por agresión sexual. Lo del Partido Popular, más que un Congreso parecía un trámite burocrático para que Feijóo se asegurase el control administrativo del partido. “No veo ningún voto en contra”, dijo hasta un aburrido Xavier García Albiol tras votarse la ponencia política. En el puesto de Nuevas Generaciones, mientras, se vendían camisetas con frases de Mariano Rajoy o Pedro Sánchez. El viernes, agotaron las de “Son las cinco y no he comido”.

Mientras en el Partido Popular disfrutan de sus propios años de dividendos de la paz, ni siquiera Ayuso ha querido dar mucha batalla, en Ferraz Page se peleaba con el ministro de Transportes, Óscar Puente, quien llamó “hipócrita” al presidente de Castilla-La Mancha después de que este pidiera a Sánchez que se sometiese a una cuestión de confianza. El Comité Federal socialista duró siete horas. Ningún otro encuentro había durado tanto, excepto aquel de octubre del 2016 tras el cual Sánchez terminó dimitiendo. El partido apoya la continuidad del presidente, que pidió reivindicar los logros del Gobierno. Pero unas calles más allá de Ferraz, la vicepresidenta Yolanda Díaz lamentaba que el presidente no hubiera anunciado ninguna medida contundente. De seguir así, advirtió la líder de Sumar, Sánchez hablará solamente como PSOE en su comparecencia del próximo miércoles.