En saco roto

“Sentémonos en una mesa, las horas que haga falta, en Canarias, en Madrid, en donde sea, pero sentémonos a buscar y alcanzar un acuerdo de país”, solicitó Fernando Clavijo, el presidente de las Islas. “Altura de miras”, se sumó Juan Jesús Vivas, su homólogo de Ceuta, reclamando sacar la crisis migratoria de la “confrontación política”. En cada declaración pública, en cada entrevista, el mensaje de ambos mandatarios ha sido la mismo: “Consenso” ante la situación crítica de sus territorios por la llegada incesante de migrantes irregulares.

La respuesta del Ejecutivo y del PP no ha podido ser más opuesta. A la llamada de auxilio han contestado protagonizando un duro cruce de reproches, en plena gira de Pedro Sánchez por Mauritania, Senegal y Gambia. “Con este Gobierno y con este presidente es imposible, materialmente imposible”, resumió Borja Sémper en Onda Cero, sobre la posibilidad de pactar la política migratoria, a pesar de mantener contactos discretos en los últimos días para la reforma de la ley de Extranjería. 

Los canales de comunicación, en todo caso, no están rotos. Lo que hoy es negro mañana se puede tornar en gris, como ocurrió con la renovación del Consejo General del Poder Judicial. “Hay que seguir intentándolo”, afirman desde Canarias y Ceuta, cuyos líderes volverán a descolgar el teléfono. Si bien, la bronca ha sido brutal, y en aumento a lo largo de la semana. Los cambios de guión del presidente provocaron aún más ruido político.

En su gira africana, el jefe del Ejecutivo pasó de defender la migración circular a apoyar la necesidad “imprescindible del retorno” de quienes llegan de forma irregular a España. Entre medias, el PP le acusó de alimentar el efecto llamada y citó las deportaciones masivas de países de nuestro entorno. La batalla política entonces era total. “Aquí el único efecto llamada es el que produce Vox sobre el PP”, afirmó Félix Bolaños, vinculando a Feijóo con la extrema derecha. “El sanchismo solo acierta cuando rectifica”, contestó Miguel Tellado, protagonista esta semana por la dureza de sus palabras.

“Es una pena”, según el resumen de un alto cargo del Gobierno canario, en conversación con este periódico. El propio Clavijo alertó públicamente de que el choque entre socialistas y populares “fomenta el discurso del odio”, lo que beneficia a los más radicales.

“La inmigración siempre ha sido una cuestión sensible pero, pese a ello, siempre se ha entendido como un asunto de Estado. La interlocución entre el Gobierno y la oposición era algo de obligado cumplimiento”, rememora quien fuera un miembro destacado del Ejecutivo de Mariano Rajoy. “No comparto eso de que cuanto más duro, más votos. La mayoría de españoles reclama un acuerdo de Estado”, remata su análisis.

Inicio del curso político

La crisis migratoria pone de relieve que nada escapa ya al rifirrafe político. Sánchez y Feijóo inician el curso político sin interlocución alguna y las espadas en alto. El presidente lo hace, además, sufriendo lo indecible para intentar estabilizar la legislatura. Junts cada vez está más lejos del PSOE, el resto de sus socios elevan el precio de sus votos en el Congreso y José Luis Ábalos, hoy en el grupo mixto, amaga con ir por su cuenta. Una realidad que ha obligado al Ejecutivo a admitir en privado lo evidente: hoy por hoy no cuenta con los apoyos necesarios para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado.

Para el PP, la legislatura está claramente en el aire. “El tiempo corre pero no hay un Gobierno que pueda gobernar”. Y de ahí la estrategia de confrontación total con Sánchez, casi de plena campaña electoral, acallando las voces más templadas del partido. Solo Carolina España, portavoz de Juan Manuel Moreno, se atrevió a censurar las palabras de Xavier García Albiol, vinculando migración con inseguridad.

Feijóo afronta a el curso con las encuestas a favor pero sin elecciones a la vista. El seis de septiembre, se verá con sus barones, unidos con respecto al cupo catalán pese a sus especificidades. “Nos fuimos de vacaciones con un modelo de financiación común y volvemos con una España a dos velocidades. Sánchez está en resistir a costa de lo que sea. No podemos estar ahora con tonterías de divisiones internas”, analiza un presidente autonómico. El problema, remata, es que el botón de las generales solo está al alcance de Sánchez y la legislatura se puede hacer muy larga.