Intercambio de papeles
El Gobierno se instala en una especie de euforia y ve ahora margen para aprobar los Presupuestos. Los barones del PP arropan a Feijóo aunque creen que hay que pasar de pantalla.

Pedro Sánchez compareció el pasado martes eufórico, como si de sopetón hubiera resuelto todos sus problemas. Por fin tenía los votos de Junts para sacar el decreto ómnibus, aunque tuvo que meter la tijera. "Sudamos la camiseta pero seguimos avanzando", reivindicó su equipo. Ensoñación o no, lo que hace unos días parecía imposible, toma forma de nuevo, como la posibilidad de aprobar los Presupuestos. Ya el miércoles, el Partido Popular informaba a través de las redes sociales que apoyará el nuevo texto, cambiando así de opinión.
En el equipo del presidente no se llevan a engaños. Nada va a ser fácil en la legislatura en curso. Pero, por primera vez en mucho tiempo, aseguran que pueden hablar de una buena semana. O, al menos, no tan mala como otras muchas.
La entente cordiale con el fugado Carles Puigdemont les permite pensar en nuevos acuerdos y jornadas menos agónicas en el Congreso de los Diputados, al tiempo que se acumulan potentes datos económicos para España. En el resumen de buenas noticias, los socialistas se olvidan del paseíllo del Fiscal General del Estado por el Tribunal Supremo y el riesgo cierto de que se siente en el banquillo.
Pero yendo a Junts, en Moncloa consideran constatado que con Puigdemont "la sangre nunca llega al río" y que, aunque toque ceder, en el último minuto siempre hay fumata blanca. "Hay una premisa que jamás se debe olvidar y es que la alternativa a Sánchez es que lleguen Feijóo y Abascal de la mano", no se cansan de repetir. Así, Sánchez tiene su decreto y Puigdemont su iniciativa sobre una cuestión de confianza, pero mucho más edulcorada. Tanto como para que los portavoces socialistas bromeen sobre ella.
No hay química entre las partes, pero se avanza. Y Sánchez no quiere perder esa inercia. De ahí que haya pedido reactivar la negociación sobre las cuentas públicas, que se daban por imposibles hasta el punto de que ya se hablaba abiertamente de una prórroga. La percepción en Moncloa es que ahora sí puede haber avances significativos. Lo verbalizó públicamente María Jesús Montero en Al Rojo Vivo de laSexta. "Va a costar pero esto demuestra que no es imposible", según Ferraz.
En Junts sacan el listado de exigencias, por ejemplo en materia de migración o el control de las fronteras. "Si hay un pero no habrá acuerdo". Pero sus amenazas, las de Puigdemont, ya no suenan tan categóricas. Al menos esta semana, con los integrantes del Gobierno ansiosos de poder sacar cabeza, aunque fuera un poco. "La maquinaria empezará a moverse pronto", apuntan fuentes del Ejecutivo, con respecto a la batería de cuestiones pendientes.
En este sentido, el Gobierno también ha decidido convocar para el 26 de febrero el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Un polvorín, con las comunidades autónomas del PP en pie de guerra. "De la cancelación de deuda nosotros no hablamos, queremos hablar del modelo de financiación", afirma un barón popular. El objetivo de Sánchez es resquebrajar la unidad de acción de los de Feijóo, con una propuesta para determinar "la parte de la deuda autonómica que asumirá del Estado". Todo, con un la vista puesta en lo acordado para Cataluña entre Sánchez y Puigdemont.
Así resume un ministro lo ocurrido: "Comenzamos la semana mal y la terminamos mucho mejor. Hoy la confianza en el Gobierno es mayor. En cambio, el PP ha pasado de decir que la legislatura estaba acabada y de recoger firmas por la calle a tener que justificar su cambio de opinión sobre el decreto a propios y extraños".
Cambiar de pantalla
En efecto, Alberto Núñez Feijóo también ha tenido que actualizar su posición. Del 'no' al 'sí'. Es verdad que el primer decreto es sustancialmente distinto al segundo. Pero también que el texto mantiene el ya famoso palacete de París al PNV, convertido en arma de batalla para los populares. "Nos dejamos pelos en la gatera pero es mejor así", resume un presidente autonómico.
Génova pasó de sugerir el 'no' o la abstención al nuevo decreto a oficializar el 'sí' en un comunicado a través de las redes sociales. Con encuestas internas que, según fuentes del PP, corroboraban el aplastante apoyo de sus bases al portazo a Sánchez. Veinticuatro horas frenéticas para Feijóo, de las que ha dado cuenta El HuffPost. "Sánchez querría el titular de que el PP se opone a las pensiones, pero es mentira. A lo que nos oponemos es a sus chantajes. Votaremos en conciencia a favor de los pensionistas, de Valencia y de los usuarios al transporte público", argumentó el jefe de la oposición.
Para el PP, lo mejor es que la votación llegue cuanto antes y pasar página. "Es difícil darle al Gobierno cuando estamos apoyando uno de sus decretos más importantes", reconoce un diputado, en conversación informal con este periódico. "Aunque ahora pueda generar sonrojo, a medio plazo es mejor votar que sí y que luego no nos persiga el mantra de que votamos en contra de las pensiones", replica otro barón territorial. "Estoy de acuerdo con la decisión adoptada", concluye otro dirigente.
La batería de declaraciones constata el intenso debate interno que se ha generado en el PP tras el volantazo de su líder nacional. También sobre si ello podría beneficiar a Santiago Abascal, que rápidamente se erigió como verdadero jefe de la oposición. "Votaremos en contra aunque el Gobierno sacara un decreto para poner banderas nacionales en todas las rotondas", afirmó el líder de Vox. "No vamos aceptar presiones de nadie", le avisaron desde la dirección nacional.
En todo caso, y pese a las tensiones autonómicas, Feijóo se va a cuidar muy mucho de romper los canales de comunicación nuevamente recuperados con los de Abascal. El motivo, la constatación de que ambos se necesitan para gobernar en caso de elecciones generales. "Reparto de papeles", como sugería un parlamentario.
"Entre la radicalidad y la templanza, me quedo con la segunda. Pero es verdad que hoy no estamos en la misma situación de ventaja discursiva que hace una semana. Lo mejor es que recuperemos pronto nuestras banderas y pongamos el foco en otra cuestión", según el diagnóstico de un alto cargo del partido.