La casa nos enferma: qué efectos tiene el acceso a la vivienda en la salud mental
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La casa nos enferma: qué efectos tiene el acceso a la vivienda en la salud mental

El estrés y la ansiedad son inquilinos cada vez más habituales en la cabeza de quienes viven en alquiler mientras los rentistas viven más tranquilos.

Un hombre antes de ser desahuciado, en Móstoles en 2023.Fernando Sanchez/Europa Press via Getty Images

Si cada época tiene su música, es posible que Biznaga sean quienes mejor están sabiendo sintetizar el sentimiento de la actual. Sus letras no son si no la plasmación de lo real, siendo la palabra del todo plebeya y nada palaciega. Tienen los Biznaga en su nuevo disco dos canciones cuyo título, si bien hace unos años serían palabras extrañas, hoy son casi cotidianas. Benzodiacepina, Lorazepam. La segunda pertenece a las primeras. Todo es, en el fondo, una suerte de solución soñada a una pregunta que la banda madrileña lanza en otra de sus canciones, Imaginación política. “¿Te imaginas que fuera posible otra vida, que hubiera alternativa a esta deriva?” Incluyen en este tema uno de los asuntos que machaca la cabeza de no una sino ya varias generaciones. Cómo no, la vivienda. Sorpresa para nadie. “Sobre la cuestión habitacional / Aquí y ahora no, prueba en Second Life / España, destino internacional / Te echarán del barrio, pero en Cabify”.

Da la casualidad de que este diez de octubre, Día Mundial de la Salud Mental, coincide en semana con la manifestación por el derecho a la vivienda convocada para el próximo domingo. Según un reciente estudio realizado por GAD3 para el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE), el estrés y la ansiedad son dos inquilinos habituales en las cabezas de quienes viven de alquiler. Mientras el 67% de los propietarios aseguran sentirse bien, en el caso de los arrendatarios esta sensación de bienestar solo es percibida por el 49%. El acceso a una vivienda es uno de los principales generadores de problemas de malestar emocional y salud mental para las personas jóvenes, según un estudio del Consejo de la Juventud de España y Oxfam Intermón acerca de “las acrobacias de la juventud para sostener su salud mental”.

Hace unos meses, en una entrevista con El HuffPost, la comisionada de Salud Mental del Ministerio de Sanidad, Belén González, no solo atestiguaba que “la gente está mal”, sino que ponía el foco en las condiciones materiales de vida y no tanto en, por ejemplo, la ausencia de psicólogos o la farmacología. La cosa es atajar de raíz aquello que te hace ir al psicólogo o te obliga a medicarte para sobrellevar el día a día, no tanto facilitarlo. Esto es, es más importante permitir el acceso a la vivienda que a la atención psicológica necesaria por no poder permitir el acceder a una vivienda. 

En aquella conversación, González explicaba que, “al empeorar las condiciones materiales, aumenta el número de trastornos mentales”. En clínica, decía, “es imprescindible pasar de preguntarnos qué diagnóstico tienes a preguntarnos qué te ha pasado. Esto es esencial”. Ese qué ha pasado, en estos momentos, tiene como respuesta la vivienda. Las casas, o la ausencia de ellas, nos enferman. Incluso mata. Un estudio publicado hace un año en la revista Journal of Epidemiology and Community Health alertó, por ejemplo, sobre la menor esperanza de vida de quienes viven de alquiler. Ser propietario hace que envejezcas más lento. Qué suerte.

Claro que tampoco es cuestión de suerte. La desigualdad y la pobreza se heredan, y cada vez más. Así se desprende de un informe del Instituto de Investigación Urbana de Barcelona. Vivir de alquiler se está cronificando, concluyen. “El alquiler - señalan - es la única opción para una parte cada vez mayor de la población, que en su mayoría no tiene expectativas de herencia o de compra de una vivienda. [...] La cronificación del alquiler y las crecientes barreras para acceder a la propiedad están perpetuando y ampliando las desigualdades económicas y sociales. Mientras algunos acumulan riqueza a través de la propiedad inmobiliaria, otros encuentran cada vez más difícil acceder a una vivienda estable”. Lo que se va a heredar es la salud mental.

En declaraciones este mismo miércoles a El HuffPost, Belén González, la comisionada de Salud Mental, confirma que "existe una evidente relación entre salud mental, o mala salud mental o sufrimiento psíquico, y la falta de acceso a una vivienda o a una vivienda adecuada". Es algo que puede detectarse "en cualquier contexto en este momento", asegura para respaldarse en los estudios ya mencionados. "Existe un mayor grado de depresión y ansiedad en las personas que dedican más parte de sus ingresos al pago de la vivienda. [...] La situación es evidente para todos y además se está acrecentando. Se detecta en las consultas clínicas tanto de atención primaria como de salud mental".

González hace hincapié, además, en las personas que ya sufren trastornos de salud mental, y para quienes los problemas para acceder a una vivienda les "condena a vivir en condiciones que no son adecuadas para su recuperación o rehabilitación". A este respecto, anuncia que en el Plan de Acción de Salud Mental 2025-2027 recogen una intervención que "tiene que ver con apoyar y financiar a las Comunidades Autónomas para que las personas con problemas de salud mental puedan acceder a una vivienda".

Volviendo a Biznaga, este miércoles publicaron el videoclip de su canción El futuro sobre plano, “un homenaje a todos los que luchan cada día con coraje y dignidad por el derecho a la vivienda”. Esas personas de las que hablan son, por ejemplo, quienes forman parte del Sindicato de Inquilinas de Madrid, desde donde aseguran que “se acabó el pedir por favor a caseros y gobiernos que bajen los alquileres”. “El 13 de octubre convertiremos la ansiedad en esperanza gracias a la unidad, el ingenio y la organización”, aseguran.

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Me llamó Héctor Juanatey, aunque como dice Xoan Tallón, eso no importa, todo el mundo tiene un nombre. Me gusta escribir y contar cosas. En El HuffPost escribo de política, y como política lo es todo, decirles esto es como decir todo y decir nada.

 

Sobre qué temas escribo

En El HuffPost escribo, como ya les dije, de política, que es todo. Si quisieran entrar más en detalle, les cuento: por gustar, me gusta escribir de todo aquello que me preocupa dentro y fuera de la redacción. En los últimos años, por ejemplo, he estado investigando el ascenso de la extrema derecha, una suerte de virus invisible que crece cada día más. Un crecimiento, sin embargo, que también tiene responsables, y en ellos me gusta fijarme, ya sea Elon Musk, Mark Zuckerberg o influencers de ultraderecha con cada vez más adeptos. Pero también la política es causa de la desafección de la que beben los ultras. De ahí que no haya que olvidarse nunca de temas fundamentales como la vivienda; en definitiva, de las condiciones materiales de la ciudadanía. Por ese motivo, también, y desde la cobertura que hice para Público durante el 15M en la Puerta del Sol, en Madrid, he centrado gran parte de mi trabajo en las diferentes reivindicaciones de la movilización social. Sospechen siempre de aquellos periodistas que acostumbran a agobiar con la cantinela de la objetividad. Al final, solo buscan desprestigiar el sentido mismo de la profesión.

 

Mi trayectoria

Pese a todas las advertencias, desde que me decanté por estudiar periodismo (Licenciatura y Máster en Periodismo de Investigación), a excepción de un parón en el que trabajé en discurso y comunicación política, he tenido la suerte de dedicarme a escribir. Empecé en La Voz de Galicia y, tras dejar la terruña (Galicia) y mudarme a la capital en busca de oportunidades laborales, pasé por Público, La Sexta, fui redactor fundacional de eldiario.es, y he escrito para un buen número de medios como Praza.com, la revista Luzes, Playground Magazine, La Marea, Vanity Fair o CTXT. En una ocasión estuve en el campamento de refugiados de Dajla, en el Sahara, y de allí me traje unas breves anotaciones que fueron publicadas como libro, ‘Dajla. Apuntes desde o Sahara’, editado por Praza. En otra, entrevisté a Txema Guijarro, una de las personas que trabajó en el asilo de Julian Assange y Edward Snowden, y esos diálogos se transformaron también en libro, ‘El analista. Un espía accidental en los casos Assange y Snowden’, de Libros del KO. En otro lapso de tiempo, creé junto a los cómicos Facu Díaz y Miguel Maldonado un programa de humor, La Tuerka News, porque tengan claro que sin risas nos vamos a la m*****.

 


 

Cómo contactar conmigo:

Podéis escribirme a hjuanatey@huffpost.es. Se aceptan insultos, siempre y cuando tengan cierta gracia. Estoy en X/Twitter (@hectorjuanatey), Bluesky, (@hectorjuanatey.bsky.social), Instagram (@hectorjuanatey) y TikTok (@hectorjuanatey). Lo curioso es que, en el fondo, me gustaría que desapareciera más de una de estas plataformas.