La 'Ley Seca' de EEUU a los vinos españoles: "Fue como si te cerraran la puerta en las narices"
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La 'Ley Seca' de EEUU a los vinos españoles: "Fue como si te cerraran la puerta en las narices"

Bodegueros de todo el país temen la inestabilidad de los mercados que suponen las nuevas políticas del presidente estadounidense. Pese a haber aplazado los aranceles, la incertidumbre sigue encima de la mesa.

Los aranceles de Trump colocan contra la espada y la pared a la industria del vino.Getty Images/iStockphoto

La ley seca fue un fenómeno en la década de 1920 por el que se prohibió a los estadounidenses la consumición de alcohol. En los sótanos de los hogares se destilaban bebidas caseras y el tráfico ilegal era lo más común para poder ingerir algún preciado líquido de contrabando. La situación no ha llegado hasta ese punto, pero los vinos españoles -muchos de ellos con un gran mercado en Estados Unidos- se encontrarán ante un muro difícil de atravesar al otro lado del charco, en caso de confirmarse las políticas de la Casa Blanca.

Las nuevas medidas anunciadas por Donald Trump radica en elevados aranceles para el sector vitivinícola, lo que supondría enormes pérdidas y generan un gran escenario de incertidumbre. Según datos de la Agencia Tributaria y de la Secretaría de Estado de Comercio, el año pasado España vendió a Estados Unidos vino valorado en 334,8 millones de euros, Lo que representa el 10,9% del total de vino español que se vendió fuera de nuestras fronteras. En la actualidad, el sector se enfrenta a un 10% de tasa que podría elevarse al 30% en caso de que, después del margen de 90 días, finalmente los aranceles del presidente estadounidense se confirmen.

Guillem Pastrana trabaja en Clos de L'Obac, una de las bodegas de referencia del Priorat en Cataluña y cuyo negocio en Estados Unidos representa el 15% de esta empresa familiar. "En caso de confirmarse los aranceles, supondría una desventaja competitiva enorme", comenta a El HuffPost. "No sólo frente a los vinos americanos, sino también frente a otros mercados como Australia o Sudáfrica", resalta haciendo hincapié en que en caso de alcanzar el 30% el sector vitivinícola español estaría "en claro fuera de juego". Además, Guillem recuerda el valor de la marca España, donde la calidad del producto juega un papel determinante. "Nosotros exportamos por calidad, no por volumen. Y eso tiene un precio. Si nos imponen barreras, competimos en desigualdad frente a otros que pueden modular el precio porque su producción es más económica".

Pastrana también señala la realidad norteamericana, un escenario del que dependen muchas bodegas en todo el país. "No producen suficiente vino para su propio consumo, así que importan mucho. Y eso es una oportunidad que podríamos llegar a perder", explica poniéndose en lo peor. "Nos hemos planteado reducir presencia en Estados Unidos si el escenario empeora. Pero eso implica buscar nuevos mercados, y no es tan fácil".

En la bodega situada en el pueblo madrileño de Chinchón también se muestran precavidos ante las medidas anunciadas por Donald Trump. Marc Isart, dueño de Cinco Leguas, comenta con este periódico la suerte que tuvieron cuando se anunciaron las medidas de Trump. "Los aranceles no nos han tocado aún porque ya teníamos toda la reserva colocada. Pero si sube y el dólar baja, ahí sí que notaremos la repercusión", comenta. Los precios de sus productos es una de sus líneas rojas, algo innegociable al igual que en muchas de las bodegas del país. "No vamos a bajar precios. Eso lo tenemos claro. No podemos sacrificar la calidad. Es parte de nuestra identidad", asegura Isart.

La incertidumbre se ha convertido en una compañera de viaje permanente para todo el sector, especialmente para aquellos que mantienen lazos más estrechos con el mercado estadounidense. En ese sentido, tanto la bodega catalana como madrileña se encuentran en sintonía ante un escenario tan volátil. "Es muy frustrante, uno invierte años en crear relaciones comerciales, en abrir mercado, en construir una reputación… y de pronto, todo se tambalea por una decisión política ajena", detalla frustrado Isart. "Esperamos que se solucione pronto y Trump recule con los aranceles. No podemos vivir con miedo a una nueva orden ejecutiva cada tres meses", asegura Pastrana que relata su experiencia cuando saltó la noticia: "Fue un mazazo, no esperábamos una medida tan agresiva por parte de la Casa Blanca. Fue como si de pronto alguien te cerrara la puerta en las narices".

Ambos también coinciden en señalar la falta de apoyo institucional. "No se ha hecho lo suficiente ni desde el Gobierno español ni desde Bruselas", sostiene Pastrana. "No hemos visto ninguna acción concreta para ayudarnos a abrir nuevos mercados", explica por otro lado Isart. Fuentes del Ministerio de Economía señalan que el Plan de Respuesta y Relanzamiento comercial de más de 14.000 millones de euros, anunciado la semana pasada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ayudará "a todas las empresas de todos los sectores que se puedan ver afectados", incluyendo el vino. Además, "el Instituto Español de Comercio Exterior está trabajando en un plan para acompañar a las empresas y sectores más afectados para mejorar su posicionamiento y búsqueda de nuevos mercados".

Julio Mata es director de Argos en España, una de las empresas más especializadas en la promoción del sector vitivinícola, y comenta con este periódico las particularidades a las que se enfrenta la industria ante un escenario protagonizado por las políticas de Trump y la incertidumbre. "Por el momento nos encontramos con un 10% arancelario, que es menor que el 25% que impuso la Casa Blanca en la anterior legislatura del presidente estadounidense, pero si se confirma el aumento del 20% las bodegas podrían tener problemas", explica. "Entiendo que desde Estados Unidos han recibido muchas presiones para retrasar las medidas 90 días, muchos viven de las exportaciones al igual que nosotros vivimos de las importaciones".

Respecto los nuevos mercados por explorar en caso de que, cumplido el plazo, aumenten definitivamente los aranceles, Mata resalta que la búsqueda no es tan sencilla. "Obviamente se tienen que buscar nuevos mercados, pero es imposible contentar una reducción importante. Estados Unidos es el mercado al que mejor precio vende España y encontrar otro país que te iguale esos precios va a ser una tarea más difícil de lo que se puede pensar. Por otro lado, hay muy pocos sitios que te puedan ofrecer el volumen de venta del país americano", comenta poniendo en relieve la dificultad a la que se enfrentan las bodegas españolas en este escenario. "Se deben buscar nuevos mercados, pero eso llevará tiempo y, aun con tiempo, encontrar un perfil como el de EEUU es prácticamente imposible".   

En el peor de los escenarios, si tras los 90 días finalmente se autoriza el 20% de aranceles, las bodegas españolas no tendrán más remedio que negociar con los distribuidores y gestionar cómo asumir ese coste que ascendería al 30%. "La posición negociadora de las bodegas será clave en ese escenario, tendrán que ver cómo se distribuyen esos gastos extra entre distribuidores y bodegas", analiza Mata. Este escenario afectará más las marcas que tengan los precios más elevados y las consecuencias de los aranceles tan elevados llevaría inequívocamente a "reducción del margen de beneficios en los que la vara de medir afectará más a una que a otras".

El futuro se encuentra en el aire y todo lo venidero se sustenta en las decisiones que vaya tomando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Desde el anuncio de las medidas, el tablero mercantil se ha tambaleado con diferentes reacciones por todo el mundo, esencialmente con China -su principal competidor-. El sector del vino es una de las principales marcas de identidad en España y fuera del mundo. De confirmarse los aranceles del 30%, una ley seca de vinos españoles podría expandirse por todo el territorio americano. 

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Soy redactor de la sección de Política en El HuffPost España. En ella, informo acerca de la actualidad política que afecta a nuestro país, la realidad social a la que se enfrenta la ciudadanía o los eventos judiciales... entre otras muchas cosas. Tratamos todos los días de ofrecer a nuestros lectores la herramienta más importante de todas en democracia: estar informado.

 

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Me dedico a escribir sobre la actualidad política en España y cómo esta impacta en la vida de la gente... Aunque, si soy sincero, cada semana se convierte en una especie de “elige tu propia aventura”, un cocido madrileño como los de antaño en los que no sabías lo que te podrías llegar a encontrar.

 

Bajo mi firma pueden encontrarse artículos sobre migración y la dramática situación humanitaria en el Mediterráneo y el Atlántico, la crisis de vivienda que golpea especialmente a mi generación o tragedias que han marcado a todo el país, como los incendios o la erupción del volcán de La Palma. También abordo temas de la actualidad política y judicial, como el procesamiento del fiscal general del Estado, de la pareja de Isabel Díaz Ayuso o de Begoña Gómez, al igual que la cobertura del Congreso Nacional del PP donde Esperanza Aguirre dijo que éramos “su medio favorito”, ¿os lo creéis? Además, he escrito sobre la muerte del papa Francisco, la despedida de Luka Modrić del Real Madrid, el genocidio en Gaza, desahucios... Hasta uno de Opinión. A este paso tardo menos en decir sobre qué no escribo.

 

Aun así, siempre trato de sacar un hueco para una de mis pasiones: la música. Concretamente, el rap. Que no os sorprenda ver alguna entrevista de vez en cuando.

 

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Al igual que la mayor parte de mi familia, nací en el kilómetro cero, en Madrid, así que soy un gato más. Estudié Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y me gradué con un TFG acerca de la labor del periodismo español durante el 15M. Antes de El HuffPost pasé por las redacciones de El Confidencial, ElDiario.es y Redacción Médica. También he sido cajero, reponedor, monitor de tiempo libre... Un joven más de 26 años, vaya.

 


 

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