Rafael Dezcallar, exembajador de España en China: "Siempre es bueno dialogar y acercar posturas con Pekín"
El diplomático, que acaba de publicar su libro "El ascenso de China: Una mirada a la otra gran potencia", cree que ni a Pekín ni a Washington les interesa ahora una guerra comercial.

Potencia mundial, con una población de 1.408,28 millones de habitantes y una economía que representa casi el 18% del PIB global. Y, a pesar de todo, China sigue siendo para Occidente todo un enigma. Rafael Dezcallar, embajador de España en Pekín entre los años 2018 y 2024, ha publicado recientemente un libro - "El ascenso de China: Una mirada a la otra gran potencia" - donde explica el imparable despertar del Gran Dragón y expone los éxitos, retos y contradicciones del gigante asiático. A lo largo de sus más de trescientas páginas, el diplomático ofrece al lector las claves de una nación que plantea un desafío económico e ideológico sin precedentes. ¿Llegará China a desbancar a Estados Unidos como la primera potencia mundial?
En el libro, Dezcallar analiza las particularidades de su sistema "capitalista-leninista", en el que las grandes empresas se ponen al servicio del gobierno a cambio de protección y ventajas económicas. Y es que para China el crecimiento económico es importante, pero aún lo es más el control del partido comunista sobre las grandes decisiones económicas.
En su entrevista con El HuffPost, el exembajador da también su opinión sobre la actual guerra arancelaria entre China y Estados Unidos y las consecuencias que podrían derivarse de ella. "A Pekín no le viene nada bien una guerra comercial, pero a Trump también le interesa negociar", asegura. Igualmente, cree que el reciente viaje de Pedro Sánchez a China fue "útil" porque "siempre es bueno dialogar y acercar posturas".
- Usted, en su libro, ya adelantaba que Trump podría imponer aranceles de hasta un 60% a China. Lo cierto es que se ha quedado corto, porque al final han sido del 145%. ¿Esperaba que pudiera desatarse una situación como la actual?
- La verdad es que no. Dentro de la lógica del comportamiento de Trump y su visión de las tarifas, sí esperaba aranceles altos y que China reaccionara como lo ha hecho: demostrando que no está dispuesta a ceder ante las presiones injustificadas de Trump. Y si Trump aumentaba la apuesta, China no se iba a quedar atrás. Pero, al mismo tiempo, hay que subrayar que China está muy interesada en negociar porque su economía depende mucho de las exportaciones.
- ¿Y qué cree que va a pasar ahora? ¿Puede haber entendimiento entre las dos potencias?
- Reitero que a China no le viene nada bien una guerra comercial, pero a Estados Unidos también le interesa negociar. Sólo hay que ver cómo Trump ha cambiado su política en lo que respecta a los aranceles tras la catrástrofe de los mercados. Y esa catástrofe no ha desaparecido del todo.
- Trump amenazó hace unos días a China con "las armas más poderosas del mundo". ¿Se va a quedar esto sólo en una guerra económica?
- Con Trump es muy difícil hacer predicciones fiables, aunque hasta ahora ha sido un presidente más de palabras que de hechos. Hace muchas declaraciones que luego no se convierten en agresiones claras. Pero claro, no podemos estar seguros. Yo espero, por el bien del mundo, que no se dé una guerra entre China y Estados Unidos.
- La crisis por los aranceles coincidió con la visita de Pedro Sánchez a China, muy criticada por Estados Unidos. ¿Ha hecho bien Sánchez viajando a Pekín en este momento?
- Yo creo que siempre hay que mantener abiertos los canales de comunicación. China es un socio importante, desde el punto de vista económico. Y aunque hay que pelear por una mayor apertura del mercado chino, como precisamente ha hecho Sánchez con este viaje, siempre es bueno dialogar y acercar posturas. Sobre todo en momentos de crisis. En ese aspecto, creo que ha sido un viaje útil.
- Usted dice en el libro que un objetivo de China es separar a la UE de Estados Unidos, que no compartan estrategias. ¿Cree que el gobierno chino va a aprovechar esta coyuntura para ejecutar dicho plan?
- China hará todo lo posible por llevar esa política lo más lejos posible. Y cuanto mayor sea la distancia entre la UE y Estados Unidos por el asunto de los aranceles, más oportunidades tendrá. Pero también le digo que China no es una alternativa a Estados Unidos para la UE. Ambos tienen en común unos valores que con China no existen.
- En el libro usted dice que China tiene un modelo capitalista-leninista. El comunismo se ha borrado de lo económico, pero sí subyace en lo ideológico. ¿Puede negociar la UE con un país donde existe la pena de muerte o no se respetan los derechos humanos?
- La UE ve a China como un socio para ciertas cosas, como la lucha contra el cambio climático o la búsqueda de soluciones a crisis regionales. Pero luego es un rival en temas de comercio, para que acepte uno más equitativo; y también en lo estratégico, con valores diferentes a los nuestros en lo referente a los Derechos Humanos o en su apoyo a Rusia. En esos temas no existe una relación de amigos entre la UE y China. Por eso hay cuestiones en las que se puede colaborar con ellos y en otras mantener un enfrentamiento claro.
- En el libro usted señala que la percepción de los chinos sobre los extranjeros ha cambiado mucho en muy poco tiempo. Que en 2018 la actitud era de acogida amistosa, y ahora es de recelo y distanciamiento. ¿A qué cree que se debe?
- Yo creo que, en general, la sociedad china sigue teniendo una actitud muy positiva y amistosa hacia los extranjeros. Pero podemos decir que existe un recelo fruto del distanciamiento político de los últimos años. No podemos olvidar que China es un país muy nacionalista y esa rivalidad permea en las actitudes de la población hacia los de fuera.
- Y tras su experiencia como embajador en China durante seis años, ¿qué consejos daría usted a los empresarios españoles que quieren hacer negocios en este país?
- Yo les diría que hicieran un esfuerzo por conocer el segmento del mercado en el que quieren operar. China es un mercado gigantesco y atractivo, pero también muy difícil. Hay empresas que han conseguido grandes éxitos en este mercado gracias a que han hecho estudios muy pormenorizados. Pero eso requiere de mucha inversión y tiempo, algo que no está al alcance de las pequeñas y medianas empresas. Puede pasar mucho tiempo hasta que consigues beneficios. Pero si creen que pueden hacerlo, yo les animaría porque el mercado chino es de una riqueza inmensa y está creciendo. Además, tiene un índice de consumo más bajo que el que existe en occidente y el Gobierno chino está actualmente animando a la población a que gaste más.
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