A Groenlandia, a la caza de auroras boreales

A Groenlandia, a la caza de auroras boreales

Vamos a un territorio salvaje. Dicen los astrónomos que sólo en el Polo Norte y el Polo Sur podemos ver ese choque brutal entre nuestra atmósfera terrestre y partículas que nos vienen con el viento solar desde nuestra estrella, a 149 millones de kilómetros de distancia.

Ir a la caza de auroras boreales. Esta es la aventura que comenzaré en unas horas de la mano de la Expedición Shelios y el investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias, Miquel Serra-Ricart. Un viaje que me llevará hasta el sur de Groenlandia para observar, por primera vez en la vida, un fenómeno que no pierde su halo mágico pese a las explicaciones científicas.

Serra-Ricart es el responsable en España del proyecto europeo GLORIA (GLObal Robotic-telescopes Intelligent Array, Red Global de Telescopios Robóticos), cuyo objetivo último es retransmitir las auroras en directo por internet a todo el mundo. ¿Qué mejor imán para despertar pasiones por la astronomía? Y si son jóvenes, como los que nos acompañarán en esta ocasión, mejor que mejor.

El astrónomo español lleva varios años persiguiendo fenómenos astronómicos especiales (un eclipse solar, el tránsito de Venus, auroras boreales) pero sabe que este año es especial porque en 2013 la actividad del Sol está experimentando un pico y ello aumentará el número de esas cortinas luminosas de colores cambiantes que iluminarán el cielo groenlandés y que, por otro lado, no son únicas de la Tierra.

Como ya hiciera el año pasado, las auroras estarán a un clic en el ordenador a través de la web de Gloria, desde los diferentes lugares en los que está previsto que acampemos: en los alrededores del glaciar Qaleraliq, en una granja de Tasiusaq y en el poblado de Qasiarsuk. Todas las emisiones serán de 2.30 a 3.30 de la madrugada hora española (allí son cuatro horas menos), así que habrá que poner el despertador para no perdérselas.

Por si el programa fuera poco atractivo, contaremos con la compañía del explorador polar Ramón Larramendi, premiado por la Sociedad Geográfica Española, que lleva muchos años conviviendo con los inuit, que habla su lengua, que ha vivido de primera mano los efectos que tiene sobre el hielo el maltrato al que sometemos a este planeta... Y es que la organización de la expedición Shelios sobre el terreno ha corrido a cargo de la agencia Tierras Polares, de la que es director y fundador.

Sé que vamos a un territorio salvaje. Uno de los pocos espacios de la Tierra que se me antojan casi intocados, que no intocables, por desgracia. Dicen los astrónomos que sólo en el Polo Norte y el Polo Sur podemos ver ese choque brutal entre nuestra atmósfera terrestre y partículas (electrones y átomos de oxígeno) que nos vienen con el viento solar desde nuestra estrella, a 149 millones de kilómetros de distancia. Y dice Serra-Ricart que ha reservado el mejor lugar del mundo para observar ese espectáculo, y que lo quiere compartir con todos.

Y mientras preparo la maleta, sofocada con solo ver forros polares y bufandas, reflexiono sobre cómo Groenlandia es ese escenario privilegiado de choques cósmicos, pero es también una sábana blanca que encoge a pasos agigantados por el cambio climático y que algunos quieren ensuciar con el negro del petróleo. ¿Y qué pasa con los inuit? Miles de años congelados en el tiempo, y ahora también en proceso de adaptación a nuevos tiempos. Son asuntos que quiero explorar para contarlos. Historias de un mundo que me espera en unas horas...

Este artículo se publicó originalmente en la blog de la autora Laboratorio para Sapiens.