Ana García Pérez, mejor docente de España: "Los niños con altas capacidades pueden incluso sufrir situaciones de incomprensión o de bullying"
Por ello, la experta señala que el menor "necesita sentirse acompañado, comprendido y querido" por su entorno.
En España, solo el 0,62% del alumnado no universitario ha sido reconocido oficialmente como estudiante de Altas Capacidades Intelectuales (ACI). Así lo reflejan los últimos datos del Ministerio de Educación y Formación Profesional recogidos por la plataforma El Mundo Del Superdotado, que contabilizan 51.396 alumnos con este perfil entre los más de 8,3 millones de escolares matriculados en enseñanzas previas a la universidad.
Esto se debe a la falta de recursos y a la ausencia de una definición uniforme del concepto. Reconocer a un niño con ACI no siempre es sencillo, aunque existen ciertos indicadores comunes, como una madurez avanzada para su edad, una curiosidad inagotable, preguntas complejas, un lenguaje desarrollado y un vocabulario amplio.
Situaciones difíciles para ellos
Esas habilidades, que pueden resultar admirables, también pueden generar inseguridades y dificultades emocionales en quienes las tienen. Ana García Pérez, galardonada como la 'Mejor Docente de España' y profesora del Máster en Innovación Educativa de la Universidad Europea, explica a Informativos Telecinco que "cuando una familia descubre que su hijo tiene altas capacidades, lo primero suele ser la duda y la incertidumbre".
Por eso, la experta subraya que, aunque pueda mostrar una gran rapidez de aprendizaje o intereses muy específicos, "también necesita sentirse acompañado, comprendido y querido", ya que debido a su madurez o a sentirse distintos, "a veces, estos niños pueden experimentar frustración, sentirse diferentes o incluso sufrir situaciones de incomprensión o de bullying".
Esto provoca que el fracaso escolar en el alumnado con ACI ronde el 50%, lo que refleja la urgencia de ofrecerles un seguimiento y apoyo adecuados. En este escenario, la docente recmienda a las familias acudir a especialistas y "seguir lo consejos de los expertos", quienes suelen "dar un lugar muy relevante a la educación emocional: que aprendan a conocerse, a gestionar sus emociones y a relacionarse con los demás".
En su opinión, el objetivo debe ser el equilibrio: "Un niño con altas capacidades necesita un equilibrio entre el desarrollo intelectual y el desarrollo personal, y mantener siempre una comunicación fluida con el centro educativo".
La detección temprana es clave: ¿cómo hacerlo?
Detectar a los alumos con altas capacidades forma temprana es clave para garantizar el desarrollo integral del alumnado.
La coordinadora del Programa de Atención a las Altas Capacidades de los Colegios CEU, Macarena Borrega, explica a Europa Press que los profesores pueden identificar a estos alumnos a través de indicadores comunes, como una curiosidad elevada, preguntas complejas para su edad, alta motivación por investigar, capacidad para resolver problemas de forma innovadora y tendencia a cuestionar las normas establecidas.
Sin embargo, Borrega advierte de que las altas capacidades "no conforman la totalidad de la personalidad del alumno", aunque sí poseen el potencial de "fortalecer otras áreas del desarrollo de la persona". "El alumno está llamado a desarrollar toda su potencia personal, no solo la intelectual", subraya.
La experta señala una triple dificultad en su atención: creer que basta con asignar más tareas, la coexistencia con otros diagnósticos como trastornos del neurodesarrollo y el "desarrollo desigual entre las áreas social, psicomotor o afectivo".
Para Borrega, la detección temprana y una educación adecuada son esenciales: "Un niño con altas capacidades que recibe el apoyo conveniente desarrolla su potencial en el ámbito académico y profesional. También es importante la corresponsabilidad entre la familia, el colegio y el propio alumno".
El Diseño Universal de Aprendizaje (DUA) se presenta como una herramienta eficaz para adaptar el contenido y ofrecer desafíos adicionales que fomenten la creatividad y la autonomía. "Cuando se llega al nivel de reto que el alumno necesita, la parte socioemocional tiende a mejorar notablemente", asegura.