Descubren inscripciones milenarias de significado desconocido en una aldea y surgen las primeras hipótesis
En gran parte fueron localizadas en 2024, pero las primeras habían sido identificadas en 1992.

Un hallazgo arqueológico en Rochefort-en-Yvelines, una pequeña localidad al suroeste de París, ha despertado la curiosidad de los especialistas. En la colina que domina el pueblo se han descubierto una docena de cuevas mesolíticas que esconden en sus paredes una serie de inscripciones aún sin descifrar. Las cavidades, talladas en arenisca y datadas entre 11.500 y 7.000 años atrás, fueron localizadas en su mayoría durante el verano de 2024, aunque las primeras ya habían sido identificadas en 1992.
El arqueólogo Christian Bou, presidente de la sociedad histórica local, explica que la colina de Rochefort se formó con arenas marinas compactadas durante millones de años, un proceso similar al que dio origen a los abrigos de Fontainebleau, donde existen cerca de 2.000 refugios rupestres. “Es excepcional encontrar este tipo de formaciones tan al oeste”, señala el investigador, destacando la rareza del hallazgo.
La datación de los refugios se ha establecido por comparación con los yacimientos de Fontainebleau, donde se hallaron inscripciones similares junto a restos de hogares con avellanas tostadas. Su análisis permitió situar la ocupación humana en pleno Mesolítico, un periodo de transición entre el Paleolítico y el Neolítico.
Los refugios de Rochefort, sin embargo, siguen planteando interrogantes. Son demasiado estrechos para haber servido como viviendas, y los arqueólogos barajan distintas hipótesis sobre su función: desde simples espacios de trabajo donde se afilaban herramientas, hasta puestos de observación de animales. Lo único seguro es que fueron utilizados por humanos en distintas épocas, como prueban las marcas de pintura de la Segunda Guerra Mundial encontradas en algunas paredes.
El Grupo de Estudio, Investigación y Preservación del Arte Rupestre (Gersar) ha catalogado las cavidades y enviado a una veintena de especialistas para documentarlas. Su objetivo es comprender la naturaleza y el propósito de las enigmáticas figuras grabadas, entre las que destacan formas circulares y cuadrículas.
Por ahora, el significado de las inscripciones sigue siendo un misterio. Bou y su equipo planean digitalizar los grabados y crear modelos en 3D que permitan comparar los motivos con los de otros yacimientos, al tiempo que buscan financiación para el proyecto. “Queremos preservar el lugar y ofrecer una visita virtual”, explica el arqueólogo, convencido de que las cuevas de Rochefort podrían abrir una nueva ventana al pasado prehistórico de la región.
