El gobernador de este estado americano ordena a las universidades que dejen de contratar trabajadores extranjeros
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El gobernador de este estado americano ordena a las universidades que dejen de contratar trabajadores extranjeros

"¿Me están tomando el pelo? ¿Acaso no podemos formar a un entrenador asistente de natación en este país?", afirma.

Decenas de personas protestaron contra las medidas de control migratorio del ICE frente al Ayuntamiento de Boise el domingo 2 de noviembre de 2025, en Boise, Idaho.Angela Palermo

Trabajar en el extranjero es el sueño de miles de profesionales altamente cualificados que buscan mejores oportunidades y entornos de investigación más competitivos. EEUU ha sido durante décadas uno de los principales destinos para ese talento global gracias a las visas H-1B, un programa federal que permite a empresas, universidades y laboratorios contratar trabajadores extranjeros especializados. 

Sin embargo, ese modelo de apertura se enfrenta ahora a un gran desafío político. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, ha anunciado recientemente su intención de eliminar el uso de visas H-1B en las universidades públicas del estado para reservar esos puestos a ciudadanos estadounidenses. 

"¿Me están tomando el pelo? ¿Acaso no podemos formar a un entrenador asistente de natación en este país?", exclamó durante una rueda de prensa en la Universidad del Sur de Florida en Tampa, recogida por The New York Times, en la que criticó la contratación de personal extranjero en instituciones educativas.

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El anuncio del gobernador se enmarca en la línea nacionalista promovida por Donald Trump, quien el pasado septiembre aumentó drásticamente el coste de las visas H-1B, pasando de unos 2.000 a 100.000 dólares por persona (de 1.730 a 86.700 euros) . El objetivo, explicó el secretario de Comercio, Howard Lutnick, es frenar la dependencia del talento extranjero y favorecer a los graduados locales. 

"Si quieren capacitar a alguien, capaciten a un recién graduado de una universidad estadounidense de prestigio, capaciten a estadounidenses y dejen de traer extranjeros para que nos quiten nuestros empleos", ha declarado Lutnick en el Despacho Oval.

Críticas del mundo académico

DeSantis, aspirante habitual en la órbita del 'Make America Great Again', adopta así una postura que refuerza su perfil conservador de cara a una posible carrera presidencial futura. Sin embargo, su propuesta ha generado inquietud en el ámbito académico y entre expertos en políticas de inmigración.

"Restringir estas visas en Florida pondría en peligro el objetivo público del estado de promover la educación superior, al reducir la capacidad de reclutar y retener a los mejores profesores, investigadores y estudiantes internacionales", advierte Lynn Pasquerella, presidenta de la Asociación Americana de Universidades y Colegios.

Por su parte, Charles Lee Isbell Jr., rector de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, alerta de que "contratar a candidatos menos cualificados debilitaría la selección basada en el mérito y comprometería la excelencia académica".

Los datos del Departamento de Seguridad Nacional muestran que hasta junio de este año se aprobaron unas 400 solicitudes de visa H-1B para las 12 universidades públicas de Florida, incluidas 156 para la Universidad de Florida. En contraste, instituciones como la Universidad de Washington en San Luis cuentan con más de 700 empleados bajo este tipo de visado, que "realizan contribuciones fundamentales a la docencia, la investigación avanzada y la atención al paciente".

Sin poder real para cambiar la ley

Pese a sus declaraciones, DeSantis no tiene autoridad directa para eliminar las visas H-1B, ya que estas son emitidas por el gobierno federal. "El Consejo Estatal de Florida no puede revocarlas ni eliminarlas", aclara Pasquerella, aunque reconoce que el estado podría dejar de patrocinar nuevos visados o limitar su uso en instituciones públicas. De producirse, esta decisión probablemente acabaría impugnada en los tribunales.

El anuncio, más simbólico que ejecutivo, refleja el giro restrictivo de la política migratoria estadounidense y el creciente debate sobre el equilibrio entre proteger el empleo nacional y mantener la competitividad global. 

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