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El partido de fútbol más largo de la historia duró más de tres horas

El partido de fútbol más largo de la historia duró más de tres horas

El árbitro, sin otra opción, dio por terminado el partido sin un ganador.

Balón de fútbol sobre el césped.Getty Images

En una época en la que el fútbol aún no conocía los penales como método de desempate y los reflectores no eran parte del mobiliario habitual de los estadios, se vivió un episodio que marcaría un hito en la historia del deporte rey. El 30 de marzo de 1946, en el estadio Edgeley Park, se disputó un encuentro que desafió los límites físicos de los jugadores y la paciencia de los aficionados: el enfrentamiento entre Stockport County y Doncaster Rovers, que se prolongó durante 203 minutos.

Este partido, correspondiente a un replay de la North Cup de la tercera división inglesa, no solo fue una muestra de resistencia física, sino también un reflejo de las reglas y costumbres futbolísticas de la posguerra. En aquel entonces, si un partido terminaba en empate tras los 90 minutos reglamentarios y los 30 de prórroga, no se recurría a los penales ni a la moneda como primera opción. Se aplicaba una norma conocida como “jugar hasta ganar”, una especie de gol de oro extendido que obligaba a los equipos a seguir en el campo hasta que uno lograra marcar.

El primer encuentro entre ambos equipos había terminado 2-2, lo que llevó a este segundo enfrentamiento. Sin embargo, la historia se repitió: tras los 90 minutos reglamentarios y la prórroga, el marcador seguía igualado. Lo que siguió fue una maratón futbolística sin precedentes. Durante más de tres horas, los jugadores buscaron el gol que les diera la victoria definitiva. En el minuto 173, Les Cocker, jugador de Stockport, creyó haberlo conseguido, pero su tanto fue anulado por el árbitro, lo que sumió al equipo en la frustración.

La falta de iluminación artificial en el estadio fue un factor determinante. A medida que el sol se ocultaba, la visibilidad disminuía hasta que se volvió imposible continuar. El árbitro, sin otra opción, dio por terminado el partido sin un ganador. En lugar de decidir el resultado por sorteo, como también era costumbre en la época, se programó un tercer partido, esta vez en el estadio de Doncaster, que finalmente se impuso con un contundente 4-0.

Este encuentro no solo es recordado por su duración, sino también por el contexto en el que se desarrolló. La Segunda Guerra Mundial había terminado apenas unos meses antes, y el fútbol británico aún se encontraba en proceso de reorganización. Las reglas eran más flexibles y muchas veces improvisadas, lo que permitía situaciones como esta. Además, los jugadores no eran profesionales en el sentido moderno: muchos tenían otros trabajos y entrenaban en condiciones muy distintas a las actuales.

Curiosamente, este no fue el único partido maratónico de la época. En la War Cup, un torneo paralelo disputado durante la guerra, Cardiff City y Bristol City protagonizaron un duelo que duró tres horas y 20 minutos, apenas tres minutos menos que el récord de Stockport y Doncaster 1. Sin embargo, fue este último el que quedó registrado oficialmente como el más largo de la historia del fútbol profesional.

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La historia de este partido ha sido contada y recontada durante décadas, convirtiéndose en una leyenda del fútbol inglés. No solo por su duración, sino por lo que representa: una época en la que el deporte era más rudimentario, pero también más impredecible. Hoy, con la tecnología del VAR, los cronómetros digitales y las reglas estrictas, resulta casi imposible imaginar un partido que se extienda más allá de los 120 minutos. Pero en 1946, en un estadio sin luces y con jugadores exhaustos, el fútbol vivió una de sus jornadas más épicas.