El plan de una familia de cuatro que vive en 58 metros para tener un cuarto más: "Entonces sí que podremos cerrar la puerta"
Con tres habitaciones, una cocina pequeña y un baño compacto, su hogar solo funciona gracias a un sistema de orden perfectamente planificado.

Vivir en 58 metros cuadrados con dos niños puede parecer una misión imposible, pero la familia Bressem, de Braunschweig, ha demostrado que con creatividad, organización y un toque de minimalismo se puede lograr. Julia-Janine y Maximilian Bressem, ambos de 31 años, se mudaron a su actual vivienda cuando eran estudiantes, sin imaginar que años después criarían allí a sus dos hijos.
Con tres habitaciones, una cocina pequeña y un baño compacto, su hogar solo funciona gracias a un sistema de orden perfectamente planificado. En lugar de mudarse —algo difícil por los elevados precios del mercado inmobiliario local—, decidieron optimizar el espacio y renunciar a lo innecesario. “Ahora tenemos la mitad de las cosas que antes”, comenta Julia-Janine a un medio local. Su lema: desprenderse del presente para ahorrar con vistas al futuro y poder comprar una casa propia.
Los Bressem transformaron cada rincón en un espacio funcional. En el dormitorio, toda la familia comparte una gran cama. La sala de estar cumple también como oficina, y los niños tienen su pequeña zona de juegos. Todo lo que no se usa a diario se guarda en cajas, cajones o estantes altos. La ropa se organiza en cuatro cestas: cuando una se llena, toca lavar. “La disciplina es básica para que no reine el caos”, explica Julia-Janine, que cada mes dedica un día entero a reorganizar.
Su método de orden y sus trucos para aprovechar el espacio se han vuelto virales en Instagram, donde comparte ideas prácticas y estéticas para viviendas pequeñas. Con más de 31.000 seguidores, su estilo minimalista ha conquistado a quienes buscan una vida más sencilla.
Además del espacio, los Bressem también optimizan su consumo energético. En su vivienda de 58 metros cuadrados utilizan solo 941 kilovatios hora al año, unas seis veces menos que el promedio de los hogares alemanes, según datos de la Oficina Federal de Estadística. Ese ahorro energético y económico se destina directamente a su fondo para la futura vivienda familiar.
Vivir en un espacio reducido también tiene su lado complicado. Cuatro personas en la cocina pueden convertir una comida en un juego de equilibrios, y recibir visitas es todo un reto. Para no renunciar a los encuentros, la familia monta una pequeña carpa de cerveza junto al sofá cuando hay invitados. “Una mesa grande sería un sueño, sobre todo en Navidad”, admite Julia-Janine entre risas.
Los niños juegan en días lluviosos con anillas de gimnasia instaladas en el marco de una puerta, aunque su padre a menudo acaba golpeándose la cabeza. El baño, por su parte, apenas deja espacio para moverse con un niño dentro.
A pesar de las limitaciones, la familia mira al futuro con optimismo. En un par de años esperan poder mudarse a un lugar un poco más grande, con una habitación extra para los niños. “Sería genial poder cerrar una puerta de vez en cuando”, dice Julia-Janine. Hasta entonces, su hogar de 58 metros cuadrados sigue siendo un ejemplo de cómo el orden, la creatividad y la simplicidad pueden convertir lo pequeño en suficiente.
