En Finlandia se quedan alucinando por lo que pasa en un pequeño pueblo de Asturias
En el país nórdico se hacen eco de esta tradición.

Lejos de los grandes centros urbanos y de los relatos épicos encerrados en libros de historia, hay un lugar en el norte de España donde la fiebre del oro nunca se apagó del todo. En Navelgas, un pequeño pueblo del concejo de Tineo, Asturias, la búsqueda de oro en el río sigue siendo mucho más que un recuerdo del pasado: es una tradición viva que cada verano convoca a aficionados, turistas y curiosos.
Y esta historia no ha pasado desapercibida para Finlandia, cuyos medios de comunicación se han hecho eco de esta curiosa y llamativa tradición.
Cada año, las tranquilas aguas del río Navelgas se transforman en el escenario de la Competición Nacional de Búsqueda de Oro. Con bateas en mano y mucha paciencia, los participantes se lanzan al agua en busca de diminutas partículas doradas que aún duermen entre la grava. Lo que podría parecer una curiosidad local se ha convertido en una auténtica fiesta popular donde la historia, el entretenimiento y la cultura se entrelazan.
Navelgas no sólo acoge una competición, sino todo un evento cultural. Talleres, exhibiciones, actividades para niños y clases magistrales acompañan a la búsqueda del preciado metal. Es una experiencia única en España que rinde homenaje a una herencia minera milenaria.
¿Pero cómo es posible que aún haya oro en este río?
La explicación está en la geología del entorno: las montañas asturianas han liberado, durante milenios, pequeñas partículas de oro que el agua ha ido depositando lentamente en el lecho fluvial. Aunque el oro que se encuentra hoy es escaso y en forma de finas motas, su valor cultural es incalculable.
Los buscadores modernos no esperan enriquecerse, sino revivir una práctica ancestral. Con técnicas sencillas pero precisas, separan el oro de la arena, en un gesto que conecta con las raíces más profundas de la región.
No es casualidad que los romanos ya hubieran identificado el potencial de esta tierra. En tiempos del Imperio, esta zona fue una de las principales explotaciones auríferas de Hispania. Sus métodos avanzados de minería hidráulica aún se pueden rastrear en el paisaje, como huellas de una historia que sigue latente.
Hoy, ese legado romano se reinventa como motor cultural y turístico. Lo que antes fue industria, ahora es identidad: una forma de compartir saberes, promover el turismo rural y reconectar con la tierra a través de una tradición que sigue viva.