En Reino Unido se obsesionan con la piscina mágica de la isla española que emerge solo dos horas y luego se desvanece
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En Reino Unido se obsesionan con la piscina mágica de la isla española que emerge solo dos horas y luego se desvanece

Se trata de un lugar único y lleno de encanto.

CAleta de Fuste (Fuerteventura)Getty Images

Fuerteventura, conocida por sus playas interminables de arena blanca y su clima soleado durante todo el año, esconde un secreto que está despertando fascinación en el Reino Unido. Entre sus 340 kilómetros de costa surge un fenómeno natural tan efímero como espectacular: una piscina de aguas turquesa que solo aparece durante la marea baja y desaparece al cabo de dos horas.

El enclave se encuentra en Caleta de Fuste, en la costa este de la isla. Allí, la erosión atlántica ha excavado durante millones de años una cavidad en la roca volcánica que, cuando baja la marea, se transforma en una laguna cristalina rodeada de paredes de basalto negro. Pero la postal dura poco: en cuanto el mar comienza a subir, el charco queda engullido y no deja rastro para los rezagados.

A pesar de estar a escasos metros de uno de los principales centros turísticos de Fuerteventura, la piscina sigue siendo un tesoro escondido. Muchos viajeros disfrutan de la playa sin imaginar que, a pocos pasos, existe este rincón único. “La gente viene aquí por el sol y el mar, pero no tiene ni idea de que esto está justo al lado”, comenta un guía local que suele incluirlo en sus recorridos.

La estampa es difícil de olvidar: el contraste entre el negro azabache de la roca volcánica y el azul intenso del agua atrapada convierte al lugar en uno de los rincones más fotogénicos de la isla. El acceso resulta sencillo a través del paseo marítimo que conecta Caleta de Fuste con Nuevo Horizonte, siempre con el océano Atlántico como telón de fondo. Eso sí, el secreto para disfrutarla está en mirar antes la tabla de mareas.

Más allá de la piscina, Caleta de Fuste es un destino vacacional completo. Situada a solo siete kilómetros del aeropuerto, cuenta con playas familiares protegidas del oleaje, campos de golf, un puerto deportivo y una amplia oferta gastronómica, donde destacan el pescado fresco y los postres canarios tradicionales.

La fugacidad del lugar es, quizá, lo que lo convierte en mágico. Los visitantes deben sincronizarse con el ritmo del mar y, quienes llegan en el momento justo, son recompensados con un escenario natural que parece sacado de una postal. Dos horas después, todo desaparece bajo las olas, como si nunca hubiera existido.

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