La palabra para referirte a tu primo que sólo entienden en una parte de España
Un vocablo tan peculiar que nunca adivinarías su significado.

El gallego es una lengua de gran riqueza cultural y lingüística, forjada a lo largo de siglos de historia y tradiciones. Con aproximadamente 3,4 millones de hablantes en todo el mundo, no solo se erige como una lengua cooficial junto con el castellano en Galicia, sino también como un valioso patrimonio que une a diversas comunidades y enriquece la diversidad cultural y lingüística de España.
De hecho, la riqueza del idioma y la identidad cultural se reflejan en expresiones únicas que pocas regiones comparten. Este es el caso de la palabra curmán, un término que se utiliza para designar al primo, con su correspondiente variante en femenino curmá para referirse a prima. Es ejemplo perfecto de cómo la lengua gallega guarda secretos y matices propios, los cuales enriquecen la comunicación y fortalecen la identidad regional.
Mientras que en el resto de España resulta habitual emplear términos más convencionales para hablar de los familiares, en Galicia este vocablo se ha mantenido como un distintivo que confiere armonía y cercanía a las relaciones familiares. En esta región también se usan con frecuencia los diminutivos y sufijos afectivos para expresar cariño o pequeñez, como es el caso de “-iño/a”, por ejemplo: sobriño para referirse a sobrino.
Otros términos familiares
En la lengua gallega también destaca la forma tan entrañable de referirse a las personas mayores: avó para abuelo y avoa para abuela. Un término que entraña ternura y belleza, además de una gran sonoridad. Este vocablo no solo destaca por su musicalidad, sino que también refleja el profundo respeto y el cariño que se tiene por las figuras mayores en la cultura gallega, así como la veneración por estos pilares fundamentales de la familia.
Siguiendo la línea de términos para referirse a familiares, hay otras palabras gallegas que comparten léxico con el castellano y, por ende, son más fáciles de reconocer para una persona que no conoce alguna de las dos lenguas. Este es el caso de neto (nieto), neta (nieta), sogro (suegro), sogra (suegra) o parente (pariente). Aunque también puede darse que ambas lenguas compartan los mismos términos, como aquellos que designan al tío/a y al cuñado/a.
En definitiva, la riqueza del gallego no solo radica en su sonoridad y expresividad, sino también en la profunda conexión que establece con la identidad regional. La preservación y promoción de su diccionario, desde términos tan llenos de tradición como avó hasta expresiones únicas como curmán, es fundamental para mantener viva la lengua y, por ende, el legado de una comunidad que presume con orgullo sus raíces.
