Liberan al animal capaz de devorar hasta 600 mosquitos por hora para salvar un pueblecito del asedio
"Estábamos muy afectados por los mosquitos. Incluso hubo un caso de dengue hace dos años".

¿Qué pasaría si la clave para reducir los mosquitos no estuviera en productos químicos, sino en fomentar la vida silvestre? Es lo que han decidido explorar en el municipio francés de Bourg-la-Reine (Hauts-de-Seine), según explica el medio ActuParis. En este lugar, el ayuntamiento ha puesto en marcha una curiosa iniciativa: repartir cajas-nido para murciélagos entre sus habitantes, con el objetivo de aumentar la presencia de estos mamíferos voladores, grandes consumidores... de mosquitos tigre. A pesar de su mala fama, los murciélagos son valiosos aliados del ser humano. Se calcula que pueden ingerir hasta 600 mosquitos cada hora, noche tras noche. Un método eficaz, ecológico, y silencioso. Todo ventajas. A partir del pasado martes 15 de julio de 2025, los vecinos pueden recoger gratuitamente estos refugios.
La iniciativa, en realidad, surgió a partir de una propuesta de un vecino llamado Frédéric, que la presentó al presupuesto participativo del año 2023. "Estábamos muy afectados por los mosquitos. Incluso hubo un caso de dengue hace dos años", señala el ayuntamiento. Ante esta situación, la administración local decidió mantener el proyecto de forma permanente.
En el momento de la redacción de esta noticia, son 147 los residentes que ya participan, y las cajas-nido se han distribuido en múltiples jardines. Además, también se han instalado dispositivos contra mosquitos en plazas y espacios públicos.
Los murciélagos usan la ecolocalización para orientarse y cazar, una especie de sonar natural que les permite desplazarse en la oscuridad sin problemas. Su dieta está compuesta, principalmente, por insectos voladores como mosquitos y polillas. Gracias a la colocación de estas cajas de descanso en muros o jardines, es posible reducir la cantidad de mosquitos en determinadas zonas.
El ayuntamiento busca así disminuir la dependencia de pesticidas industriales, cuya eficacia es limitada y cuyos efectos perjudican la fauna y flora. Las cajas, fabricadas en madera y colocadas en zonas altas y protegidas del viento, acogen sobre todo pipistrellus, una especie habitual en la región de Île-de-France.
"Este año ya tenemos menos mosquitos", afirma el consistorio, que aclara que el dispositivo está pensado para actuar sobre todo tipo de especies transmisoras de enfermedades como el dengue o el chikungunya. "La ciudad está haciendo mucho en este tema al crear conciencia. El objetivo es, sobre todo, evitar la proliferación de larvas. Y para los residentes que quieran comprarlos, una casa rural le cuesta a la ciudad solo unos diez euros."
