Los científicos logran abrirse paso por los lugares más inaccesibles de los océanos y se quedan sin palabras con los resultados
En lugar de capturar animales o filmarlos, el equipo recogió casi mil muestras de agua de mar en 542 puntos de todo el planeta y analizó los rastros genéticos presentes en ellas.

Un grupo internacional de científicos ha realizado una investigación pionera que cuestiona gran parte del conocimiento actual sobre la distribución de la vida marina. Según informó el medio finlandés Tieteen Kuvalehti, los investigadores utilizaron un innovador método genético para elaborar un “mapa global” de los peces sin recurrir a redes ni cámaras submarinas.
En lugar de capturar animales o filmarlos, el equipo recogió casi mil muestras de agua de mar en 542 puntos de todo el planeta y analizó los rastros genéticos presentes en ellas. Este procedimiento, conocido como ADN ambiental o eDNA, permite detectar qué especies habitan una zona mediante diminutas huellas de ADN que los animales dejan en el agua, como escamas, mucosidad o restos celulares.
Un retrato genético del océano
Los resultados fueron sorprendentes. El estudio demostró que la comprensión actual de los hábitats marinos es errónea en hasta un 93 % de las especies analizadas. Los rastros de ADN hallados en las muestras revelan que muchas especies de peces ocupan zonas mucho más amplias de lo que se creía.
Además, alrededor del 7 % de las especies mostraron una capacidad de adaptación al medio muy superior a la esperada, sobreviviendo en condiciones ambientales muy distintas de las registradas hasta ahora. Un ejemplo notable es el del pez de hielo (Chionodraco hamatus), que se pensaba limitado a las frías aguas antárticas. Sin embargo, los científicos encontraron su ADN también en la Patagonia, a miles de kilómetros, en un entorno casi 10 °C más cálido que su hábitat conocido.
Limitaciones de los métodos tradicionales
El equipo científico explicó que las bases de datos sobre biodiversidad marina se han construido históricamente a partir de observaciones en zonas accesibles y mediante técnicas convencionales, como el arrastre de redes o la filmación directa. Estos métodos suelen ignorar las especies pequeñas, tímidas o bentónicas (que viven en el fondo del mar), lo que ha dejado amplias regiones (como las zonas polares o partes del Pacífico tropical) prácticamente sin registrar.
Gracias al eDNA, los investigadores lograron identificar una gran cantidad de especies diminutas y poco conocidas, algunas de las cuales nunca se habían detectado en esas regiones.
Nuevas implicaciones para la conservación
El estudio no solo amplía el mapa de la biodiversidad marina, sino que también tiene profundas implicaciones para la gestión ambiental y la lucha contra el cambio climático. Los científicos advierten de que los modelos actuales de biodiversidad podrían subestimar los hábitats reales y los riesgos ecológicos que enfrentan numerosas especies.
Según los autores, incorporar el ADN ambiental en los estudios de conservación podría redefinir por completo la comprensión de los ecosistemas oceánicos y ayudar a diseñar políticas más efectivas de protección marina.
