Los españoles deberían apuntar los productos que jamás compra una empleada de supermercado por la noche
Aunque puede ser la única opción para muchos trabajadores, es recomendable evitar este horario.

Muchos trabajadores no tienen más remedio que comprar en el supermercado por la noche porque su horario no les permite hacerlo en otro momento del día. Esto puede conllevar algunos riesgos, siendo el principal de ellos que ya no queden muchos productos frescos.
Después de pasar todo el día en las estanterías o vitrinas refrigeradas, algunos alimentos, como frutas o verduras, pueden perder calidad, frescura y hasta seguridad alimentaria. Por ello, es recomendable seguir los consejos que lanzan diversos expertos al portal Kaipkada cuando se quieran comprar diversos alimentos:
- Pan y bollería recién horneados. Por la mañana, el pan crujiente y los bollos calientes invitan a se comprados. Pero, al final del día, solo quedan las piezas que nadie quiso: secas, duras o deslucidas. Madrugar es clave para encontrar pan fresco.
- Ensaladas preparadas. Aquellas que llevan mayonesa o aderezos perecederos suelen deteriorarse con el paso de las horas. Por la noche, es común encontrar mezclas marchitas, deshidratadas o con sabores alterados.
- Carne picada. Aunque el color puede parecer aceptable, la carne picada es muy sensible al calor y la manipulación. Algunos supermercados incluso cambian el envase para dar una falsa impresión de frescura.
- Comidas preparadas. Los platos listos para llevar, como pollo frito o albóndigas, se ofrecen con descuentos por la noche. Aun así, han pasado horas bajo calor tenue, perdiendo textura, sabor y seguridad.
- Frutas y verduras con descuentos. Un precio reducido puede ser tentador, pero muchas veces esconde productos al borde del deterioro. Tomates blandos o frutas fermentadas no compensan el ahorro.
- Lácteos con fecha de caducidad cercana. Aunque el yogur o el kéfir con descuento parezcan una buena opción, su sabor y textura pueden alterarse rápidamente, especialmente si no se conservan en condiciones óptimas.
- Pescado fresco refrigerado. Lo que no se vendió durante el día puede terminar congelado sin aviso. El pescado, uno de los alimentos más delicados, debe comprarse lo más fresco posible, señalan los expertos.
- Fiambres y embutidos en lonchas. El color apagado y la condensación en el envase son señales de advertencia.
- Productos congelados. Los congeladores se abren y cierran constantemente, provocando fluctuaciones de temperatura. Esto puede generar descongelación parcial y posterior recongelación, afectando a la calidad y el sabor.
- Huevos. Por la noche, solo quedan las cajas que ya han sido revisadas y manipuladas. Es común encontrar huevos sucios, agrietados o rotos que otros compradores descartaron.
