Los expertos hacen la lista de la compra para dormir como un bebé: hay un superalimento que viene de España
Es rico en vitamina D, lo que ayuda a tener un sueño reparador.

La vitamina D, conocidad como la 'vitamina del sol', es un nutriente liposoluble esencial para múltiples funciones fisiológicas. Su papel más destacado es facilitar la absorción del calcio y el fósforo, elementos clave para la formación y el mantenimiento de huesos y dientes fuertes. También interviene en la coagulación, el sistema inmunitario, la función muscular e incluso el funcionamiento neurológico.
Recientemente, la ciencia ha centrado su atención en el vínculo entre la vitamina D, el sueño y el estado de ánimo. Diversas investigaciones apuntan a que sus receptores se encuentran en áreas cerebrales relacionadas con la regulación emocional, como el hipotálamo, la amígdala y la corteza prefrontal.
Esto ha llevado a analizar su implicación en trastornos como la depresión, aunque aún no se ha confirmado una relación causal. Según el portal médico WebMD, "las personas con depresión pueden tener niveles más bajos de vitamina D, pero la deficiencia no causó la enfermedad". Factores como el aislamiento, la escasa exposición solar y una mala alimentación pueden agravar esta deficiencia e influir en el bienestar emocional.
La calidad del sueño es otro ámbito donde la vitamina D parece jugar un papel relevante. Estudios recientes han observado que quienes mantienen niveles adecuados de esta vitamina reportan un descanso más reparador. Alimentos ricos en vitamina D, como los pescados grasos (salmón, caballa, atún, sardinas) y otros productos como la leche, el kiwi o las cerezas, han mostrado efectos positivos sobre el sueño.
En concreto, el salmón del Atlántico es uno de los alimentos que más ayudan. Otra investigación reciente ha revelado que personas con baja exposición solar que consumen este pescado tres veces por semana durante seis meses presentaron mejoras en la eficiencia del sueño, aunque los autores advierten que no se puede establecer una relación concluyente.
La vitamina D es necesaria, pero en su justa medida
Los institutos Nacionales de la Salud de EEUU recomiendan una ingesta diaria de 15 microgramos de vitamina D para niños, adolescentes y adultos, cifra que se eleva a 20 migrogramos en mayores de 70 años. Esta vitamina puede obtenerse a través de la dieta, los suplementos o la exposición al sol, aunque esta última debe hacerse con precaución para evitar daños en la piel.
Es importante subrayar que un consumo excesivo de suplementos de vitamina D puede provocar hipervitaminosis D, una condición poco común que puede derivar en hipercalcemia y problemas de salud como náuseas, debilidad o cálculos renales.
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