Los investigadores activan las alertas por el peligro detrás de la comida favorita de los jóvenes para salir del paso
Hay una gran diferencia con los fideos caseros.

La comida rápida se ha convertido en una de las fórmulas más comunes de alimentarse en los últimos años. Si bien, todos tenemos asociado este concepto a las típicas hamburguesas de franquicias o cadenas internacionales o pizzerías, no solo hablamos de estas.
Seguro que todos, en algún momento, hemos consumido los típicos fideos instantáneos -por lo general asiáticos- que se pueden comprar en el supermercado. Sin embargo, esconden un lado oscuro que no todos conocen y que es de gran relevancia, ya que nuestra salud podría verse comprometida si abusamos de ellos.
Según un reciente estudio y encuesta realizada por DR Ultra Nyt, más de uno de cada cuatro niños de entre 9 y 14 años, consumen estos fideos al menos una vez a la semana. Su facilidad de preparación (verter agua en una olla y hacerla hervir y a continuación echar los fideos) y su rico sabor, hacen de esta opción, una de las más queridas por los menores.
Sin embargo, esta opción de alimentación presenta algunos efectos adversos para la salud, que no deben pasar inadvertidos. De acuerdo con un análisis de Daniel Borch Ibsen, profesor asociado de la Universidad de Aarhus e investigador principal del Centro de Diabetes Steno en Aarhus (Dinamarca), asegura que más de 6 de cada 10 niños no han oído hablar nunca de los alimentos ultraprocesados y lamenta que muchos niños optan por estos alimentos.
Y lo lamenta, ya que asegura que estos fideos instantáneos de supermercado cuentan con 2,5 más calorías que los caseros. Para ello, se realizó un experimento, en el cual se analizaron los datos de los fideos del supermercado y una versión casera de fideos integrales, pollo frito y brócoli.
Tras analizar los resultados comprobaron que los hechos en casa sacian más y cuentan con un menor número de calorías y más nutrientes. Daniel Borch aseguró que comer los fideos del supermercado implica la ingesta de sal de un día entero. Para realizar el experimento, utilizaron a un niño de 14 años para que comiera en distintos días, fideos de tienda y otros realizados en casa.
Con esta prueba demostraron que los fideos caseros provocan una sensación de saciedad mucho más rápida que los otros, además de que la ingesta de calorías era 2,5 veces menor. Según explicaron, los fideos adquiridos en el supermercado ascendieron a 1.146, mientras que los caseros apenas llegaban a 500 (477).
Pero el principal problema -más allá de las calorías, ya que el cuerpo de un niño las necesita- radica en que los comprados en el supermercado no contienen nutrientes, proteínas ni fibras importantes. Y el experto recuerda que, aunque consumirlo de vez en cuando no supone un grave riesgo, si se comen de manera habitual, la salud de los niños puede resentirse gravemente a largo plazo.
