Los turistas de Mallorca sorprenden al crear una piscina en plena playa con cubos de agua del mar
Una escena que cada vez sorprende menos en temporada turística.

Las playas son auténticos escaparates de la diversidad humana: hay quienes pasan horas tumbados al sol, quienes prefieren disfrutar de un buen chapuzón e incluso quienes se divierten construyendo castillos de arena o jugando en la orilla. Sin embargo, también existen personas aún más ingeniosas: aquellas que convierten la arena en su escenario particular, improvisando piscinas portátiles o chiringuitos efímeros.
En pleno apogeo de la temporada turística, un grupo de visitantes ha sorprendido en Mallorca al desplegar una piscina de plástico directamente sobre la arena y llenarla con cubos de agua salada mediante una cadena humana que los bañistas formaron desde la orilla hasta la zona de sombrillas. El curioso episodio ha causado sensación en redes sociales, donde se acumulan miles de reproducciones y comentarios de asombro y crítica.
Las imágenes muestran cómo los participantes extraían el agua del Mediterráneo con decenas de cubos y la volcaban en el interior de la piscina, instalada a pocos metros en la Platja de Palma. Algunos usuarios han calificado la escena como “turismo sin límites”, mientras otros han sugerido que la instalación podría haber estado destinada a facilitar el baño de una persona con movilidad reducida, permitiéndole disfrutar del mar sin adentrarse de lleno en el agua.
No es un caso aislado
Este no ha sido el único despliegue llamativo de la semana. En d’es Carbó, una calita virgen de la Colònia de Sant Jordi, otro grupo de turistas desembarcó desde un yate equipado con mobiliario de exterior, bebidas exclusivas, toallas personalizadas e incluso un gran toldo. Los visitantes transformaron el espacio natural en un chiringuito privado, alterando por completo el ecosistema y su biodiversidad.
La estancia, amenizada con altavoces a todo volumen y acompañada de otros barcos que fondeaban cerca para animar el ambiente, se prolongó durante al menos tres horas, hasta que la Policía Local de ses Salines intervino tras una denuncia ciudadana. La proliferación de este tipo de escenas plantea de nuevo el debate sobre la presión que soporta el litoral mallorquín en temporada alta, cuando miles de turistas llegan a sus playas.
Además, se pone en duda la capacidad de las autoridades para regular comportamientos que, aunque aparentemente inofensivos, pueden alterar el entorno y la convivencia en las playas. Hasta el momento, la respuesta institucional ha sido principalmente reactiva, limitándose a sanciones puntuales y retiradas de instalaciones, pero la aparición constante de vídeos virales sugiere que la temporada de verano de 2025 aún podría dejar nuevas estampas insólitas.
