No solo los electrodomésticos: animan a revisar el suelo de los baños y las esquinas de las habitaciones antes de comprar una vivienda nueva
Se trata de un aspecto al que pocas veces se le presta atención

Comprar una vivienda nueva puede ser un sueño... o una fuente de sorpresas caras si no se revisa bien. Los expertos finlandeses en consumo advierten de que muchos compradores se centran en comprobar los electrodomésticos, pero olvidan detalles igual de importantes, como el estado de los suelos, las esquinas o la inclinación del baño.
Mikko Saastamoinen, gerente de grupo de la Autoridad de Competencia y Consumo de Finlandia, explica que hay dos momentos clave para inspeccionar una vivienda: la revisión antes de pagar el precio final —llamada inspección de recepción— y la inspección anual, que se realiza tras el primer año de uso. Ambas son esenciales para evitar futuras disputas o gastos imprevistos.
En la primera inspección, el comprador debe asegurarse de que todo esté conforme a lo pactado: desde los electrodomésticos y las instalaciones eléctricas hasta los acabados y el estado general del piso. Es el momento ideal para detectar daños en la pintura, azulejos o suelos, ya que resulta mucho más sencillo repararlos antes de instalar los muebles o mudarse.
Saastamoinen recomienda prestar especial atención al baño: “Conviene comprobar que el suelo tenga la pendiente correcta y que el agua fluya bien hacia el desagüe”, señala. También sugiere probar los electrodomésticos y registrar cualquier defecto en la lista de verificación que suele proporcionar el promotor, de modo que quede constancia de qué desperfectos existían antes de la mudanza.
Un año después, la inspección anual permite identificar problemas que solo aparecen con el uso diario: crujidos en el suelo, fallos en la pintura, puertas que no encajan o deficiencias en la calefacción y ventilación. Este proceso culmina en la llamada “lista de crujidos”, donde se recopilan todos los defectos detectados.
El vendedor o promotor debe revisar esa lista y decidir qué arreglos le corresponden. Después de la inspección anual, sigue siendo responsable de los defectos ocultos que no pudieron detectarse antes, como filtraciones o daños por humedad. En cualquier caso, los fallos graves —como fugas de agua— deben comunicarse de inmediato a la comunidad o empresa constructora para evitar daños mayores.
Si comprador y vendedor no logran ponerse de acuerdo sobre las reparaciones, la Autoridad de Competencia y Consumo actúa como mediadora. Aunque las quejas más comunes siguen siendo la falta de acabado o los problemas de aislamiento, Saastamoinen asegura que las reclamaciones por viviendas nuevas han disminuido en los últimos años, probablemente porque se firman menos compraventas o los compradores están siendo más cautelosos con las inspecciones.
