Se cansan de las sutilezas y llaman a los devoradores de la naturaleza para acabar con la plaga viscosa

Su apariencia es inocente, pero los caracoles y las babosas son una plaga que afecta a todos los jardineros del mundo. Estas plagas itinerantes nocturnas aparecen en cuanto brotan las esperadas hojas y frutos comestibles y su presencia se detecta en los daños en las posturas, las perforaciones en las plantas y el rastro baboso de su mucosidad en el césped y el jardín.

Los jardines brindan abundantes lugares para refugiarse del sol y el viento que pueden resecar a estas plagas, además de brindarles amplia variedad de hojas y retoños tiernos que suelen ser de su preferencia, según señala corrys.com. Los podrás encontrar en tu jardín o en los alrededores, en la comodidad y humedad bajo las plantas de cobertura de terreno densas, la maleza desatendida, los escombros de hojas, tablas abandonadas y objetos similares. 

Los caracoles se sienten atraídos por la comida fácilmente disponible y la oportunidad de esconderse en un lugar seguro. ¿Y qué comen? Les encantan las hojas frescas y jugosas y los tallos tiernos. A menudo se pueden encontrar entre la lechuga y el repollo, así como entre varios tipos de hierbas que cultivamos en los huertos familiares.

Pero el daño de los caracoles y babosas no se limita al follaje y los tallos tiernos. Estas plagas se alimentan de los frutos carnosos como las fresas, los tomates e incluso los cítricos. Al carecer del estorbo de las conchas, las babosas también pasan tiempo bajo tierra en busca de humedad, por lo que son una amenaza para los tubérculos, los bulbos y las semillas recién sembradas. 

¿Qué podemos hacer si tenemos una plaga de caracoles en nuestro jardín? Cultivar lavanda o romero puede ayudar a mantener alejados a los caracoles de algunas plantas debido a su aroma específico. Pero no es una solución definitiva.

Si buscas una forma eficaz y ecológica de reducir la población de caracoles en tu jardín, los patos pueden ser una excelente solución. Lo cuenta Kobieta.wp.pl. Estas aves son conocidas por su astucia y su rápida carrera, lo que las convierte en aliados extremadamente valiosos en la lucha contra las invasiones de moluscos.

Otro método popular es el ajo, que repele a los caracoles con su intenso olor. La infusión de ajo se puede preparar fácilmente en casa: basta con verter agua hirviendo sobre los dientes machacados, enfriar y verter en una botella con atomizador. Las plantas deben rociarse por la noche, cuando los caracoles están más activos. El uso regular del ajo ayudará a disuadir a los caracoles de mordisquear sus plantas.