Las sectas preocupan en Mallorca

Las sectas preocupan en Mallorca 

La era digital ha transformado las técnicas de captación y su forma de actuar.

Gurú, meditando, sentado delante de un grupo de seguidores en plena naturaleza.Tomaz Levstek

Las sectas están recuperándose rápidamente en Mallorca. En solo un año, desde el final de las restricciones de la pandemia, los grupos establecidos en territorio insular asciende a unos 30 grupos, con más de 150 miembros. 

"Dar una cifra exacta es complejo, pero hablaríamos de unas treinta ya asentadas. Aquí se estila mucho captar a personas ofreciendo fines de semana en la naturaleza, paseos por las playas y desconexión", explica al diario Última Hora el coordinador de la Asociación para la Investigación del Abuso Psicológico, Miguel Perlado, quien apunta también que la era digital ha transformado tanto las técnicas de captación como su forma de actuar. 

Utilizan diferentes métodos para ganar adeptos, como el de ofrecer fines de semana en contacto con la naturaleza, paseos por las playas o jornadas de desconexión. Algunas lanzan mensajes supuestamente ecológicos, otras se centran en rituales vinculados a la santería o prácticas neopaganas. 

También organizan presentaciones en grandes hoteles, con una puesta en escena potente que atraiga a más seguidores, centradas en ganarse la confianza de la persona recién llegada para que comparta su experiencia con su entorno y atraer más candidatos.

Perlado destaca que la secta prototipo en Mallorca combina el buen rollo, el yoga y el crecimiento personal. Algunas promueven el amor libre y la poligamia, mientras que otras demonizan el sexo o, incluso, están en contra de la eyaculación. Las drogas también son un elemento común y algunas están ligadas al consumo de ayahuasca. 

El objetivo de estas sectas es aislamiento total del adepto, de su familia, amigos y entorno social. Arruinarlo económicamente puede ser uno de sus propósitos, pero lo que realmente buscan es el control total sobre esa persona. "Buscan a jóvenes idealistas, inteligentes, universitarios y que quieren cambiar las cosas. A adolescentes vulnerables. A inmigrantes que se sienten solos en su nuevo país y a personas abandonadas por una ruptura sentimental", explica Miguel Perlado.