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Un británico jubilado se traslada a España, pierde todos sus ahorros y acaba limpiando villas de lujo: "El fondo era considerable"

Un británico jubilado se traslada a España, pierde todos sus ahorros y acaba limpiando villas de lujo: "El fondo era considerable"

“Nos prometieron el paraíso y nos quedamos con las sobras”.

Dos jubilados británicos en Benidorm.Raquel Maria Carbonell Pagola

Durante años soñaron con una jubilación al sol, con tardes tranquilas en la Costa Blanca y escapadas por medio mundo. Pero la realidad que se encontraron Alan Brozel y su mujer, Paulene, ha sido bien distinta: una pesadilla financiera que ha convertido su retiro en una carrera de fondo por sobrevivir. “Ahora tengo 74 años y sigo trabajando limpiando villas y cuidando perros en casa”, confiesa Alan en Bristol Live, medio que relató su historia y que ha sido recogido por el tabloide británico Daily Express.

Alan y Paulene dejaron atrás su lugar de residencia, en el municipio de Barnet, al norte de Londres, cuando él apenas había cumplido los 50 años. Tenían un plan: él se acogió a la jubilación anticipada, juntaron todos sus ahorros y se mudaron al ayuntamiento de Gata de Gorgos, en Alicante, convencidos de que vivirían tranquilos con los rendimientos de su fondo de pensiones. “Era todo mi plan de jubilación. Mi pensión. Solo había trabajado para un par de empresas, y habían invertido bien, así que el fondo era considerable”, explica.

El error fue confiarlo todo a una única gestora: Continental Wealth Management (CWM), que les prometieron rentabilidades sólidas, asesoramiento personalizado y una jubilación sin sobresaltos. Pero la realidad fue otra: inversiones de alto riesgo, firmas falsificadas y una desaparición silenciosa de todo el patrimonio de los Brozel. “Nos pidieron que firmáramos formularios en blanco, con la promesa de rellenarlos después. Confiamos, y se lo dimos todo”, relata otro afectado al medio The Olive Press.

Al principio, los rendimientos parecían buenos. “La idea era que dejásemos de trabajar, viajásemos por todo el mundo y que los beneficios del fondo cubrieran los gastos”, recuerda Alan. Pero en pocos meses los ingresos se volvieron esporádicos. Luego, dejaron de llegar. Y cuando quisieron reaccionar, ya era tarde.

La estafa se hizo visible cuando CWM quebró. El golpe fue demoledor. Alan había recomendado la empresa a varios amigos, arrastrados por el discurso amable de los comerciales. “Es una absoluta estafadora”, dice sin rodeos sobre Jody Smart, la exdirectora de la firma condenada el mes pasado por fraude. Otro implicado, Alan Gorringe, secretario de la empresa, falleció antes de que comenzara el juicio.

Una jubilación en ruinas

Hoy, Alan y Paulene viven con una pensión estatal de 600 libras al mes. Para llegar a fin de mes, aceptan cualquier encargo: limpiar casas, pasear perros o encargarse de propiedades vacacionales. “No hemos parado de trabajar. Ni un día. No hay tregua”, asegura Alan.

El suyo no es un caso aislado. Decenas de británicos jubilados cayeron en la misma trampa. Uno de ellos, que pidió mantenerse en el anonimato, llegó a perder 210.000 euros tras confiarle 470.000 a la misma empresa. “Mi perfil de riesgo era bajo, como mucho medio. Pero ellos solo pensaban en llenarse los bolsillos”, denuncia.

La recuperación del dinero perdido es prácticamente imposible. Pero lo que más pesa no es solo el golpe económico, sino la sensación de haber sido utilizados. “Tendrían que habernos protegido. Pero solo miraban por ellos. Lo sabían perfectamente”, lamenta otro de los estafados. En el caso de Alan, la herida sigue abierta: “No solo perdí mi jubilación. Perdí mi confianza”.