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Una clienta pide una mesa para una sola persona, es su cumpleaños y lo que hace el dueño del restaurante es para que todos tomen nota

Una clienta pide una mesa para una sola persona, es su cumpleaños y lo que hace el dueño del restaurante es para que todos tomen nota

"Me enfadé mucho y estuve a punto de llorar".

Primer plano de un camarero sosteniendo un plato de postre decorado con 'Feliz cumpleaños'.Thomas M Barwick INC

Celebrar el cumpleaños en soledad puede resultar muy complicado emocionalmente. Consciente de eso, Michael Ronnebaek-Rorth, dueño del restaurante Silo, ubicado en Nordhavn (Copenhague, Dinamarca), decidió darle una sorpresa a una clienta que se encontraba en esta situación.

Comprobando las reservas del día siguiente, como hace cada noche antes de irse a dormir, Michael se topó con una reserva para una sola persona. Si bien es algo común recibir comensales solos, le llamó la atención que esta persona pedía también una bandera de cumpleaños. "En realidad, me enfadé mucho y estuve a punto de llorar", cuenta el hostelero a MigogKbh

Afectado por lo que acababa de descubrir, decidió ponerse en contacto con la chica: "Me conmovió mucho, así que inmediatamente empecé a escribir a la invitada para preguntarle si quería compañía y si podía ofrecerle un postre si la bandera cubría el hecho de que era su cumpleaños". La mujer, Stella, aceptó con gratitud.

Una tradición personal

Stella no era nueva en el restaurante y celebrar su cumpleaños sola en Silo se ha convertido en una tradición personal: "Llevo haciendo esto cinco años seguidos. Se ha convertido en mi pequeña tradición. Para mí es un lujo poder celebrarme a mí misma sin compromisos, simplemente saboreando el momento, las vistas y la calma".

"Es mi manera de darme el mejor comienzo de año de mi vida. Por supuesto, también me celebran la familia y los amigos, pero siempre habrá un día en que elija salir y disfrutar de mí misma y de mi propia compañía", añade.

Michael ha intentado disfrutar también de esta soledad elegida, pero admite que le cuesta. Por eso, compartir la velada con Stella fue especialmente significativo. Le regaló chocolate y, más allá del gesto, ambos coincidieron en que la conversación fue lo que hizo la noche especial. "La hora y media que pasamos hablando de todo se nos pasó volando", recuerda Stella.

Esta reunión dejó huella en Michael: "Espero que esta historia ayude a los restauradores a reflexionar. Tenemos la oportunidad de hacer algo más por quienes vienen solos". Stella, por su parte, anima a todos a aprender algo de su forma de celebrar los cumpleaños y la vida: "No debes tener miedo de celebrarte a ti mismo o incluso salir solo, incluso si eso significa sentarte solo".

Tan agradable fue el encuentro que, además de acordar repetirlo el próximo año, han decidido verse en seis meses para seguir con la conversación y no dejar que pase tanto tiempo hasta la próxima reunión.

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