Una pareja encuentra una pepita de oro gigante, la guardan durante 45 años y deciden subastarla: "Es uno de los ejemplares más raros"
Las pujas superan ya los 400.000 dólares (unos 350.400 euros) y no dejan de subir.

En 1979, John y Frances Aggiss realizaron un hallazgo en el árido y mineralizado terreno de Australia Occidental que cambiaría radicalmente su vida. Cargados únicamente con un detector de metales, encontraron una de las pepitas de oro más grandes y raras halladas en estado natural, bautizada como 'Golden Beauty', o 'Belleza Dorada'.
Con casi 20 centímetros de largo y un peso de 4,2 kilos, esta imponente pieza fue descubierta en los yacimientos auríferos de los llamados 'Goldfields', una región emblemática por su historia minera desde el auge del oro en el siglo XIX. Así, lo que parecía otro día de búsqueda en el polvo rojo del interior australiano se convirtió en un descubrimiento extraordinario.
La pareja conservó el 'tesoro' durante más de cuatro décadas, convirtiéndolo en la pieza principal de su colección privada y, ocasionalmente, de exposiciones. Sin embargo, en este 2025, ha decidido ponerla en subasta, generando un enorme revuelo entre coleccionistas e inversores.
"Su valor no es solo económico"
El contenido metálico de la pepita ya la hace valiosa, pues, con el oro superando los 3.300 dólares por onza (unos 2.900 euros), sus 148 onzas equivalen a más de 480.000 dólares (unos 420.500 euros) con lo que su precio final en subasta podría superar esta cifra con creces. Sin embargo, su valor va más allá del dinero que se puede conseguir.
Craig Kissick, subastador a cargo del evento, asegura a Money que "es un honor poder presentar al mundo una pieza tan importante. Su valor no es solo económico: representa una rareza geológica y un testimonio histórico". Y no exagera, ya que menos del 2% del oro extraído mantiene su forma natural. La mayoría se funde para fabricar lingotes, monedas o joyas. Por tanto, encontrar una pepita de este tamaño, intacta y no procesada, es excepcional.
"La Belleza Dorada vale mucho más que su peso en oro. Una pepita de este calibre es más rara que un diamante de cinco quilates", señala Kissck. En el mercado de minerales coleccionables, factores como la forma, la pureza, las conservación y la historia hacen que estas piezas sean tratadas como esculturas naturales. Como consecuencia, las pujas superan ya los 400.000 dólares (unos 350.400 euros) y no dejan de subir.
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