Una niña de cinco años coge el pincel y no tarda mucho en generar 6 millones de euros y el desconcierto del sector del arte
La llamaban niña prodigio, pequeña genio y artista precoz. No todos lo celebraban con entusiasmo.

En ocasiones, las grandes historias empiezan con un gesto mínimo. En el caso de Autumn de Forest, ese gesto fue coger un pincel por primera vez con apenas cinco años. Un año después ya insistía a su padre para que le consiguiera un pequeño puesto en un programa de arte al aire libre, donde muchos visitantes pensaban que las obras eran de él. “La gente hablaba con mi padre y decía: ‘¡Qué bien!’”, recuerda. Cuando descubrieron que la autora era una niña de seis años, quedaron atónitos. Su caso llamó pronto la atención de medios como Upworthy, que ha seguido su trayectoria desde sus inicios.
La fama le llegó muy pronto. A los ocho años ya aparecía en Discovery Health Channel, y después llegaron Disney, The Today Show y Wendy Williams. La llamaban niña prodigio, pequeña genio y artista precoz. No todos lo celebraban con entusiasmo: parte del mundo del arte cuestionaba si su talento era tan extraordinario o si se trataba de algún tipo de montaje. Ella siguió pintando, ajena al ruido.
A los 14 años tenía una rutina férrea. Vivía con sus padres en Las Vegas y empezaba a trabajar a las 7:30 de la mañana. Tras el desayuno, dedicaba entre una y dos horas al estudio, luego se centraba en sus clases online, ya que el colegio presencial no encajaba con sus viajes. Antes de cenar volvía a sus lienzos: “Esa sesión puede durar mucho más, tres o cuatro horas cuando me meto de lleno”. Después, cama.
El resultado de tanta disciplina fue evidente. Sus pinturas empezaron a exhibirse en galerías y museos de todo el mundo. En 2015 recibió el Premio Internacional Giuseppe Sciacca de Pintura y Arte, lo que la llevó al Vaticano para mostrar sus obras al propio Papa Francisco. A los 16 trabajó con el Comité Presidencial de Artes y Humanidades, dirigido entonces por Michelle Obama, impartiendo talleres en colegios desfavorecidos.
También llegaron las cifras imposibles para alguien de su edad. Siendo adolescente, sus obras habían generado más de 7 millones de dólares en subastas, con piezas vendidas por hasta 25.000 dólares. Gran parte de ese dinero fue destinado a causas benéficas y ayudas tras desastres. Hoy, con 24 años, sigue representada por Park West Gallery y continúa inmersa en su obra y en su labor filantrópica.
Su compromiso con otros niños artistas se materializa en la Fundación Autumn de Forest, que ofrece apoyo directo y fondos educativos a los jóvenes talentos que conoce. “Quizás en 10 años solo tengan cuatro o cinco mil dólares, pero esa podría ser la diferencia entre ir a la universidad o no”, explicó en una entrevista.
