Visitan una tribu Masái en Tanzania y se quedan de piedra al conocer la estricta norma sobre las mujeres: "Tardan tres meses en construir la casa ellas solas"
Ellas construyen la casa mientras ellos cuidan del ganado.

Un viaje a Tanzania dejó a Javier y Eric, que cuentan con nada menos que 5,89 millones de suscriptores en su canal de YouTube xBuyer, con la boca abierta al descubrir cómo funciona, por dentro, la vida de una aldea masái. Más allá de los saltos, los collares y el baile de bienvenida, lo que más les impacta es una norma no escrita, pero estricta: las casas las construyen las mujeres, ellas solas, y cada esposa tiene la suya con sus hijos, mientras el hombre reparte noches y presencia entre todas.
Nada más llegar a la aldea, el guía les explica el reparto de tareas. Una frase lo resume todo: "Las chicas la hacen… Los tíos no hacen la casa, ¿no? Ellos solo van con las cabras. Ellos con las cabras". En la práctica, eso significa que levantar una vivienda tradicional masái puede llevar alrededor de tres meses de trabajo, basándose en barro, palos, estiércol y agua.
Una casa por cada mujer: así se organiza la familia masái
El grupo entra en una de las viviendas. Por fuera, una estructura baja, recubierta de barro y protegida con plástico para la lluvia. Por dentro, apenas se ve nada: una cama pequeña, huecos para guardar cosas y el humo permanente de la leña.
Cuando preguntan cuántos viven allí, la respuesta les sorprende: cinco personas, una madre y sus hijos. Y el guía lo deja claro con una fórmula que se repite: "One house for one wife. One wife. Una casa por mujer. Una casa por mujer. Claro, ya me imaginaba".
La lógica familiar se entiende mejor cuando explican cómo se reparte el marido: "Cada mujer tiene la suya con sus hijos. Duermes donde quieras, cada día". Es decir, cada esposa vive con su descendencia en su propia casa y el hombre se va moviendo entre ellas.
Cuantas más mujeres, más cabras… más rico eres
Nos puede parecer antediluviano, pero en tribus de África y de otras partes del planeta, aún mantienen costumbres ancestrales.
La riqueza no se mide en dinero en esta comunidad, sino en familia y ganado. Los buyers lo resumen después de hablar con el masái que les acompaña: "Cuanto más mujeres, más cabras, más rico eres. Porque aquí no funciona por dinero, funciona por familia. Cuanto más familia tienes tú, más fuerte eres tú".
Pues sí, el estatus social se refleja en el número de esposas, de hijos y de animales. Mientras las mujeres construyen las casas y cuidan del interior, los hombres se ocupan del ganado y de mover el campamento cuando lo necesitan. Como les explican, son nómadas: se desplazan en busca de tierra y agua, aunque en esta aldea llevan unos diez años asentados por la presencia de un colegio.
Sin policía ni medicina: "Todo es de natural"
Otra de las cosas que desconcierta al grupo es la ausencia total de estructuras estatales. El guía lo explica sin rodeos: "Government police, no, no, no, no tienen policía, no toman medicina, no, todo es de natural y gobierno se rigen por su ley…"
Hoy los niños van a la escuela "todos los días de lunes a abril", pero hasta hace poco la violencia formaba parte del día a día: "Antes tenían enemigos porque le robaban las cabras y eso, pero ahora ya no", rememora.
Leche, carne y sangre: la dieta de una tribu que mata leones
La alimentación también impacta a los byers. Cuando preguntan qué comen, la respuesta es directa y clara, una dieta poco habitual en Occidente: "Milk, meat and blood. Leche con y carne, ¿no? Sí, sí. Meat leche, carne y sangre. Blood you said".
El masái que les guía asegura que ha cazado leones "con lanzas y flechas" y que los animales ya evitan la zona: una forma de demostrar, según explican, que son "la tribu más fuerte".
