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EEUU quiere "reclamar" la Luna: la NASA ya tiene un plan para hacerlo antes de 2030

EEUU quiere "reclamar" la Luna: la NASA ya tiene un plan para hacerlo antes de 2030

El proyecto incluye el desarrollo de tecnología nuclear que asegure la presencia estadounidense en el satélite antes que China, mientras prepara misiones a Marte.

El lanzamiento de una nave de SpaceX, visto desde el tejado del Edificio de Ensamblaje de Vehículos en el Centro Espacial Kennedy de la NASA, en Florida
El lanzamiento de una nave de SpaceX, visto desde el tejado del Edificio de Ensamblaje de Vehículos en el Centro Espacial Kennedy de la NASA, en FloridaRicardo Ramirez Buxeda

“Queremos llegar allí primero y reclamarla para Estados Unidos”.

La frase que pronunció este martes el administrador interino de la NASA, Sean Duffy, no hablaba de la política exterior estadounidense ni de la soberanía sobre un territorio en el planeta Tierra, sino de la Luna, ese cuerpo celeste que ilumina la oscuridad, estabiliza el eje de rotación terrestre y, entre otras muchas cosas, provoca las mareas. Duffy, quien también ejerce de secretario de Transporte en la Administración Trump, confirmaba que EEUU planea volver al satélite, aunque en esta ocasión lo hará para la construcción de una base permanente que funcionaría con energía nuclear. El objetivo es tener un reactor de fisión operativo antes de 2030 para asegurarse, antes de que lo haga China, una posición estratégica en el lugar que Neil Armstrong pisó por primera vez hace más de medio siglo.

Ese regreso, que también marcaría el inicio de la presencia estadounidense estable en la Luna, se apoya en un elemento clave: la energía nuclear. "Es crucial. Si lo que queremos es mantener un sistema de vida en la Luna y más adelante llegar a Marte, esta tecnología lo hace posible”, se esforzó en explicar Sean Duffy, que dio detalles respecto a alguno de los puntos del plan trazado por la NASA. Como el proyecto contempla la instalación de un reactor de fisión que tiene la capacidad de generar 100 kilovatios de electricidad, el equivalente al consumo medio de una vivienda de unos 200 metros cuadrados durante tres días y medio. 

La NASA lleva años invirtiendo millones de fondos en el desarrollo de una tecnología que está pensada para operar en condiciones extremas y sin depender de la luz solar. Bajo las nuevas directrices impulsadas por Duffy, la agencia espacial estadounidense va a acelerar el calendario de su regreso a la Luna y, por esa razón, encargará el diseño de ese reactor a empresas del sector privado, copiando el modelo de colaboración aplicado en programas como Artemis o en los contratos con SpaceX, de Elon Musk. "Nos han dado la orden de desplegar nuestra tecnología y convertir el proyecto en algo tangible”, afirmó. El objetivo, señaló, es tener un sistema más potente y autónomo que se pueda lanzar antes de 2030. 

Diseño del reactor nuclear que EEUU quiere instalar en la Luna.
  Diseño del reactor nuclear que EEUU quiere instalar en la Luna.NASA

EEUU acelera su pulso con China

Esta nueva fase del programa lunar estadounidense, no lo olvidemos, también responde a una agenda política marcada por la rivalidad con China. Desde su primer mandato, Donald Trump ha defendido una visión de la exploración espacial basada en la competencia entre potencias, lo que se ha traducido en decisiones como la creación de la Fuerza Espacial o el impulso de programas tecnológicos con alto valor estratégico. El desarrollo del reactor nuclear forma parte de esa lógica: no solo se plantea como avance científico sino como una herramienta que puede consolidar el liderazgo de Estados Unidos en el espacio. “Si vamos a involucrarnos en la carrera hacia la Luna, hacia Marte, tenemos que ponernos las pilas”, advirtió Sean Duffy.

La presentación de los nuevos planes de la NASA coincide, por otro lado, con una reunión poco habitual en los últimos años: la primera reunión bilateral que se celebra desde 2018 en Washington, entre el administrador interino de la agencia espacial de Estados Unidos, Sean Duffy, y su homólogo en la agencia espacial rusa, Dmitry Bakanov, en un encuentro en la que ambos países abordaron, según Roscosmos, el destino de la Estación Espacial Internacional y las posibilidades de colaboración en nuevas misiones lunares. Aunque el comunicado oficial insiste en el carácter técnico de la cita, el contexto geopolítico añade peso al cara a cara: en los últimos años, Moscú ha estrechado lazos con Pekín en distintos frentes y cualquier gesto de aproximación a EEUU se interpreta en clave estratégica.

Artemis y el relevo de la EEI

El desarrollo de este reactor nuclear forma parte de la hoja de ruta diseñada por la NASA para consolidar la presencia humana permanente en la Luna y preparar futuras misiones tripuladas a Marte. Ese plan, articulado a través del programa Artemis, incluye misiones tripuladas, un alunizaje prolongado y la futura construcción de una base permanente, que dependería de un sistema energético autónomo como el que ya se está diseñando.

La NASA no solo busca volver a la Luna antes que nadie, sino instalarse en las zonas más estratégicas. Las regiones del satélite en la que se combinan depósitos de hielo con una exposición prolongada a la luz solar, son claves para establecer una base permanente y garantizar la autonomía energética. “Hay una parte de la Luna que todo el mundo sabe que es la mejor. Tenemos hielo ahí, tenemos luz del Sol ahí. Queremos llegar ahí primero y reclamarla para Estados Unidos”, subrayó Duffy.

En paralelo, la NASA ha reformulado su estrategia para garantizar el relevo de la Estación Espacial Internacional, que dejará de estar operativa a finales de esta década. La nueva directriz contempla cambiar la plataforma actual por estaciones diseñadas y gestionadas, en parte, por empresas privadas. El objetivo es asegurar una transición sin interrupciones, incluso en un escenario de recortes presupuestarios. El modelo, que ya se aplica en otros programas, permitiría que asuman una parte de la operación bajo supervisión federal.