Deja en Pamplona esta nota al vigilante de la ORA que quizá no le libre de la multa pero que es digna de museo de la DGT
Unos creen que es una genialidad y otros que es muestra de cara dura.

La nota que un conductor de Pamplona ha dejado en su coche para tratar de esquivar una multa del vigilante de la ORA ha provocado una avalancha de reacciones: para algunos es una genialidad y, para otros, una argucia que es más que posible que no dé ningún resultado.
"Estoy en clase y no tenía monedas suficientes para echar la OTA hasta las 14.00. No me multes, por favor", se lee en un escrito en bolígrafo junto al ticket, en el que figura que el aparcamiento está pagado hasta las 13.36.
"Mientras tanto en Pamplona…¿LE MULTARÁN?", ha planteado la popular cuenta @LiosdeVecinos, con más de 120.000 seguidores y un libro publicado por la editorial Espasa.
"Yo pasaría a las 14.10"
En las reacciones, algunos usuarios dan ideas al vigilante: "Yo pasaría a las 14:10/15 y si sigue ahí si le multaría (es buen margen, no?)". Pero, en cualquier caso, avisan: "Aquí en Madrid ya no van mirando los tickets, es todo automático desde una cámara del coche o moto y te cae multa fijo".
"Qué bonito subterfugio para aparcar por la cara igualmente. Mis dieces", apunta otro. Y otro: "Existe una app maravillosa que funciona muy bien para la OTA en Pamplona, no hace falta usar monedas".
Los precedentes en Italia
Esa nota recuerda mucho a otra que tuvo mucha repercusión hace unos meses en Italia. En Roma, un automovilista decidió apelar a la compasión de los agentes de tráfico y de los transeúntes, dejando un curioso mensaje en el parabrisas: "Estoy haciendo el examen de Procedimiento Civil. Por favor, tengan piedad". El mensaje iba acompañado de un número de teléfono y el clásico "llego enseguida".
Si bien no está claro si el mensaje logró evitar la multa, esa tampoco fue la primera vez que un cartel de este tipo se convertía noticia en Roma.
En marzo de 2024, una larga carta fue colocada bajo el limpiaparabrisas de un coche que llevaba semanas aparcado en un espacio para discapacitados en Trastevere. Y en mayo de ese mismo año, un grupo de personas llegó a "poner la mesa" sobre el capó de un SUV estacionado entre las mesas de un restaurante en la zona de Tuscolana. Son historias del caos urbano de la capital italiana, aunque en este caso sin ninguna "justificación académica".
