Dentro del coche, sobre el asiento del conductor, yacía un periódico fechado el 29 de noviembre de ese año, el mismo día en que el motor se encendió por última vez.
Según explicó el propio Fröhlich al periódico suizo Blikk, su intención era transmitir un mensaje sobre la inevitable superioridad de la naturaleza frente a la creación humana.