Joaquín Monroy, el lotero de Moncloa que convierte en oro todo lo que toca: "Quiero que cuando hablen de mí digan 'nadie dio más premios que este señor"
Este empresario, propietario de la administración 'La chulapa de Moncloa', en Madrid, ha repartido 22 grandes premios del sorteo navideño en los últimos tres años.
El sorteo de la Lotería de Navidad está a la vuelta de la esquina. El día más ilusionante del año es también el día más especial para miles de loteros de toda España que esperan entregar el Gordo o alguno de los grandes premios que se reparten. En los últimos años hay un nombre que se repite y que se ha convertido por méritos propios en uno de los grandes protagonistas de este día: el de Joaquín Monroy, el propietario de la administración La chulapa de Moncloa, que se encuentra en el intercambiador de Moncloa, en Madrid.
En 2022 comenzó un idilio con el éxito que llevó a este empresario de 36 años de Galapagar (Madrid) a ser nombrado Mejor Lotero del Año en 2023. En ese 2022 entregó el Gordo, un cuarto y un quinto premio. A los pocos días, en el Sorteo del Niño del 2023, dio el segundo premio del Niño y el 25 de febrero el primer premio de la Lotería Nacional.
Ese mismo año, a pesar de dar otros premios, lo cerró de la mejor manera: volvió a entregar el Gordo de la Lotería de Navidad junto a cuatro quintos. En el Niño de esas navidades siguió con la racha vendiendo el primer y el segundo premio y, aunque el año pasado no consiguió dar el Gordo en el sorteo de Navidad, sí que vendió el tercero y varios cuartos y quintos. Una racha a la que no quiere poner el punto y final.
"Son 22 premios en total de Lotería Nacional en menos de tres años y es una locura, pero quiero más. Lo que quiero es dar el máximo de premios posibles de Navidad, no dar el Gordo no sería un fracaso, claro que queremos darlo, pero si no tampoco pasa nada. Hay 13 grandes premios y queremos dar el máximo número posible", afirma Monroy en una entrevista con El HuffPost a escasos días del sorteo y con ese "gusanillo en el estómago al jugarte el prestigio y buena parte del trabajo del año".
Cuando cogió en 2016 la administración que habían fundado cuatro años antes su padre con un socio no se podía imaginar lo que la vida le iba a deparar. En ese año, él que había estudiado Administración de Empresas se lanzó al continuar con el negocio de su padre, aunque para ello tuvo que pedir un crédito que terminará de pagar el próximo verano. Los inicios fueron duros y hasta se pensó vendérsela a un tercero justo antes de la pandemia.
"El covid fue el punto de inflexión. Esos cuatro primeros años hasta 2020 fueron de mucho trabajo y sin ver una clara recompensa, pero hubo un punto de inflexión con el coronavirus, donde cargué pilas y dije de a por todas", asegura.
Durante esos años, Monroy hacía prácticamente de todo: "Tenía un par de empleados e intentaba acapararlo todo. Mi padre me echaba un cable y queríamos hacerlo todo, pero era imposible. Trabajaba muchísimo y no sé si lo podría volver a hacer porque toqué puertas para que me compraran lotería, iba en mi coche vendiendo y he recibido muchos rechazos. Dejé de quedar con amigos, tomarme cosas y todo mi tiempo era para intentar levantar la empresa y vender lotería".
De la nada al todo
A partir de la pandemia empezó a profesionalizar la empresa. "Antes llevaba las redes sociales, vendía décimos en ventanilla y hacía todo. Sin embargo, ahí puse las redes sociales en manos de profesionales, la web igual, contraté un informático y he intentado que cada sección de la empresa tenga su persona profesional trabajando. Quizás gano un poco menos, pero doy mejor servicio y puedo llegar a los objetivos que me marco cada año", relata este madrileño, que asegura que uno de sus secretos es "la constancia".
Sin quererlo, hasta llamó a una suerte (o consecuencia del trabajo) que no le he abandonado desde entonces. "Si es que en cuanto a premios este año llevamos más de 50 premios mayores, que son de más de 2.000 euros, que es uno por semana de media y eso es una locura", detalla Monroy, casi llevándose las manos a la cabeza por todo lo conseguido.
Además, ha entregado estos años el Euromillón, Bonolotos, Primitivas, quinielas, etc. "A nivel premios poco me queda por hacer, seguir dándolos para que nadie me pueda reprochar y cuando hablen de mí digan 'nadie dio más que este señor, eso es lo único", sentencia.
Toda esta colección de premios le ha permitido año tras año mejorar resultados y tener un éxito de ventas a nivel local y nacional con, como cuenta, más de 40.000 registros en su aplicación y días de ventas online de más de mil décimos. También ha logrado este 2025 agotar el número que tiene reservado en los primeros 15 días de venta: "Vendo siempre el 28008, que es el código postal, y ese número me solía durar desde verano hasta diciembre, pero este año antes de agosto ya estaba acabado. Me ha tocado colgar ocho números enteros".
Sus números han sido de los más vendidos, aunque también añade que le han pedido muchos terminaciones de fechas de algo que haya ocurrido, los que acaban en 25 y 26 (año saliente y entrante) o que ha tenido muchas compras de personas que preguntaban por las fechas de nacimiento de sus nietos.
La comparación con Doña Manolita
Viendo los resultados es inevitable preguntarle a Monroy si se considera una especie de Doña Manolita o La Bruixa d'Or, pero del pleno siglo XXI. Reconoce que les comparan "muchas veces", pero a pesar de mostrarse orgulloso de entrar en esa lista quiere defender que es La chulapa de Moncloa.
"Tenemos muchas similitudes y es verdad que podríamos ser la Doña Manolita 2.0, pero somos La chulapa de Moncloa. Que me comparen es un orgullo porque tienen mucha historia y es como si a un equipo pequeño lo comparan con el Madrid, bienvenido sea, pero somos nosotros y tenemos nuestra historia", indica. Incluso recalca que en la actualidad hasta dan más premios que estas grandes e históricas administraciones.
De hecho, hasta apunta que el paralelismo se puede ver si compara su trayectoria personal con, por ejemplo, el fundador de la administración de Sort (Lleida): "Me leí hace varios años sus libros y me sentí muy identificado con muchas cosas de las que leía, me habían pasado muchas cosas parecidas y me hizo un click en la cabeza al darme cuenta que todo eso me estaba ocurriendo".
"Ahí fue cuando también aproveché para autoconfirmarme que podía ser como su marca y fue un punto de inflexión para darme cuenta que iba por el buen camino", añade.
La fiesta del día del sorteo
Monroy para el día 22 ya avisa de que va a montar una fiesta que, explica, es costumbre año tras año. "Cuando la gente ve las fotos me dicen que nos lo pasamos muy bien", se ríe el empresario.
Ese día, relata, comienza a dar churros con chocolate a todo el mundo que pasa por ahí desde las 8 de la mañana. A partir de las 11 aproximadamente va cambiando el menú para pasar a repartir pizza y cerveza. Todo ello con el sorteo de fondo y una decoración especial para el local. "Se ha convertido en una tradición, una fiesta anual y cada vez viene más gente. Estamos ahí con el champán, siempre aseguro que voy a dar premios, los acabo dando y se monta una fiesta brutal", apunta.
Además, después se lleva a los empleados que tiene (siete durante el año y 10 en la campaña de Navidad) a comer a un reservado en un restaurante: "Hubo un año que me los llevé en autobús a todos y nos fuimos a comer a un sitio que reservo a modo privado para celebrar la campaña y hacer piña".
Sin embargo, este año sí que confiesa que para el Niño espera estar más tranquilo "por el tema de los niños y los Reyes Magos".
Eso sí, espera haber sido él ya por entonces el otro protagonista junto a sus Majestades de Oriente y Papá Noel en llevar la felicidad a hogares de Madrid y toda España.