Una pastelería gana fama mundial por la respuesta que le ha dado a una influencer que quiso ir gratis: van 8 millones de 'me gusta'
"Respetamos una mala crítica, pero lo que no nos gusta es mentir y que nos hagan bullying".
La empresaria Jenna Leurquin, dueña de la pastalería JL Patisserie en Scottsdale, Arizona (Estados Unidos) y semifinalista del premio James Beard 2023 a la Mejor Panadería, ha conseguido la fama mundial gracias a la contundente respuesta que ha dado a una conocida influencer que quiso dulces gratis a cambio de difusión.
Como explica Leurquin en un vídeo que ha subido a TikTok y que acumula ya más de ocho millones de 'me gusta', la influencer se puso en contacto con ellos y les pidió que hicieran una colaboración.
"Nos negamos respetuosamente porque no lo teníamos planificado en el presupuesto en este momento. Lugo, básicamente, trató de chantajearnos diciendo que si le ofrecíamos comida gratis escribiría una buena reseña sobre nosotros", recuerda.
"Le dije que lo pensaríamos, pero aún así volvió al día siguiente y, aunque no habíamos accedido a colaborar con ella, la reconocimos cuando entró y fuimos muy complacientes y le ofrecimos hasta bebidas adicionales", explica.
Enseñando las materias primas
Sin embargo, las cosas no fueron bien: "Respetamos una mala crítica, pero lo que no nos gusta es mentir y que nos hagan bullying. Lo primero que dijo es que el pistacho era tan falso. Dato curioso porque tenemos aquí nuestra pasta de pistacho que está 100% hecha con pistachos de Italia".
A partir de ahí, Leurquin se dedica a enseñar a todo el mundo las materias primas y de calidad con las que elaboran sus productos: "Además del producto, lo más valioso es que dedicamos tiempo a hacerlos. Dese nuestra masa madre a estas otras masas, todo está hecho a mano desde cero".
"Para hacer esto, seis meses aprendiendo"
De hecho, uno de los trabajadores subraya a cámara: "Para hacer esto pasamos seis meses aprendiendo".
"Esto no es solo a nosotros, esta influencer ha ido a restaurantes y diferentes locales a intimidarlos. El problema es que la próxima generación esté influenciada por ella para creer que está bien intimidar y faltarle al respeto a la industria alimentaria. Nos gusta trabajar con influencers, pero tratar como si la clase trabajadora estuviera por debajo de ti y promover este tipo de mensaje en las redes sociales y chantajearnos para tener cosas gratis es algo que no apoyamos", afirma Leurquin.
"Mi mayor orgullo no es por cómo obtengo los ingredientes, sino por haber encontrado a las personas en mi equipo que se levantan todos los días y se preocupan por lo que hacemos y que trabajan muy duro para hacer esto. Y gracias a nuestros clientes porque gracias a vosotros puedo vivir desde el primer día del sueño de tener una panadería", deja claro.