Soy técnica en nutrición y ésta es la dieta recomendable y realista para alguien mayor de 85 años
Esta experta expone es que fundamental ajustarse a las expectativas y favorecer con la alimentación el bienestar, la funcionalidad y la calidad de vida de la persona.

Cuando abordamos la alimentación en personas de edad muy avanzada, "es fundamental ajustar las expectativas", comienza por advertir la técnica superior en Nutrición y Dietética Ana Luzón. Esto es, "a partir de los 85 años, la prioridad nutricional ya no es “prevenir lo que pueda ocurrir dentro de décadas”, sino favorecer bienestar, funcionalidad y calidad de vida en el presente".
Lo que esto implica es "comprender que muchas recomendaciones habituales —altas ingestas proteicas, grandes volúmenes de verdura cruda, pautas muy estructuradas— no siempre son aplicables ni convenientes", explica esta experta. "Porque la realidad es que en esta etapa suelen coexistir menor apetito, dificultades para masticar o digerir, menor sensación de sed, rutinas muy arraigadas y una relación emocional con la comida que conviene respetar", añade. Por eso, "el enfoque nutricional debe ser práctico, flexible y centrado en la persona, no en un ideal teórico", insiste esta experta.
Lo primero es analizar los objetivos: "Que la alimentación sea bien tolerada; aporte energía suficiente para mantener autonomía; contribuya, en la medida de lo posible, al mantenimiento de la masa muscular, y resulte agradable y viable en su día a día". Así que, en la práctica, prosigue Luzón, "esto significa priorizar preparaciones suaves, texturas fáciles, raciones moderadas repartidas a lo largo del día y alimentos culturalmente familiares".
"También implica aceptar que ciertas elecciones que no consideraríamos 'óptimas' en personas más jóvenes pueden ser totalmente adecuadas en este contexto", advierte esta técnica en dietética. "A esta edad, lo más relevante no es perseguir patrones perfectos, sino acompañar la realidad de la persona: su apetito, su capacidad funcional, sus gustos, su historia y su ritmo", añade.
Por ello, recuerda esta especialista, "conviene recordar que este tipo de recomendaciones no deben trasladarse de manera estricta a personas mucho más jóvenes ni utilizarse para endurecer el control sobre la alimentación de familiares mayores, ya que cada etapa vital requiere un enfoque distinto".
Así que, en resumen, concluye Luzón, "la 'dieta' para una persona de más de 85 años no se define por la perfección nutricional, sino por la tolerancia, la comodidad y el disfrute, manteniendo el foco en conservar fuerza y bienestar en el día a día". Y acaba insistiendo en que "la nutrición geriátrica debe ser, en su esencia, una nutrición realista y respetuosa".
