En beneficio de Vox
"No hay que ser muy agudo para entender que semejante batalla campal ha favorecido sobre todo a VOX".

Joaquín Garrigues Walker, una de las personalidades más brillantes e intensas de la Transición española, fallecido prematuramente de una cruel leucemia, era muy crítico, irónico y hasta mordaz con el funcionamiento de la Unión de Centro Democrático, en que él también participaba como líder escéptico de una corriente liberal. La heterogeneidad de aquel grupo de personas, todas ellas deseosas de poder y de protagonismo, era muy difícilmente manejable, y Adolfo Suárez tenía que hacer equilibrios sin tasa para que los intereses particulares en juego no desairasen completamente los intereses generales, que eran los que estaban realmente en juego. Recuerdo que una vez, al término de un agitado consejo de ministros, ya relajado en su despacho de ministro sin cartera en el edificio “Semillas” —Suárez tuvo la gentileza de prolongarle así la vida política mientras la vida real se le escapaba de las manos—, nos convocó al pequeño grupo de colaboradores para explicarnos cuál era la situación. Y dijo, muy serio, más o menos esto: “si la gente supiera lo que verdaderamente ha pasado en el consejo de ministros, se agolparía en los aeropuertos para huir precipitadamente del país”. La carcajada fue general, pero no mucho después dimitía Suárez y tenía lugar el 23-F.
Salimos ahora de la relativa pausa estival, y la gente, resignada, regresa a sus tareas habituales, en un clima expectante que con toda probabilidad se empezará a recalentar insoportablemente dentro de poco (y no hablamos, en este caso, de meteorología). Para bien o para mal, el sistema mediático no ha recobrado todavía su tono crispado habitual. Y en el examen de todo lo publicado a lo largo del fin de semana, apenas hemos visto un análisis descarnado y profundo de lo que acaba de ocurrir y de lo que está a punto de sucedernos. Es de la periodista catalana, subdirectora de Las Vanguardia, Lola García y se titula “Vox no juega, pero gana”.
Venimos en efecto de una bárbara oleada de incendios que, lejos de suscitar la solidaridad general, ha desatado todas las rivalidades reales e imaginarias entre el Estado central y las comunidades autónomas. Apenas el ejército ha logrado que su prestigio saliese intacto de la colosal contienda que han mantenido PP y PSOE, echándose en cara, con razón o sin ella, todos los errores y omisiones que han producido el colosal desastre. No hay que ser muy agudo para entender que semejante batalla campal ha favorecido sobre todo a VOX, que niega el cambio climático, que se opone al Estado de las Autonomías y postula un Estado unitario, que detesta la política y quiere reducir a la mínima expresión el ámbito de lo público para ponerlo en manos de tecnócratas.
Algo parecido sucede con la guerra entre el gobierno y las comunidades por la acogida de menores inmigrantes. Unos niños que ya están en territorio español y que no pueden ser devueltos a sus países de origen porque la ley lo impide… muy razonablemente. Es incuestionable que las resistencias de ahora con los niños africanos no se manifestaron cuando vinieron a refugiarse los niños ucranianos. Pero aún orillando este escabroso aspecto racista que con razón ha mencionado Óscar López, difícilmente las instituciones podrán ejercer el liderazgo moral si ellas mismas rechazan con malos modos la acogida de unas personas a las que hay que instruir para insertarlas en la sociedad porque también ellas tienen los derechos que les corresponden por su condición de seres humanos. Vox, en cambio, no parece inquietarse por los principios en juego y exhibe con procaz indecencia la pelea PP-PSOE que beneficia a los radicales.
Pero aún hay más: si la rentrée política llega recalentada, la rentrée judicial nos deparará días de gloria. Estamos a un paso dela apertura del año judicial, que se celebrará con un fiscal general procesado. Pronto, el PP tendrá que asistir a los procesos que afectan al novio de Ayuso y a Montoro, así como al caso Kitchen. En semanas, volverá a la palestra socialista el caso que afecta a Ábalos y a Cerdán… Un temario que se presta a que vuelen los cuchillos por el espacio parlamentario… También en beneficio de la «tercera vía» radical y ultramontana, tanto más apetecible por los desorientados electores cuanto mayor sea la detestación de los ciudadanos hacia el PP y el PSOE.
Por añadidura, es tan profundo el odio entre los dos principales partidos, tan intenso el aborrecimiento que se tienen Sánchez y Feijóo, tan desinhibido el repertorio de insultos que se prodigan, que no cabe imaginar una alianza PP-PSOE a la alemana que nos salve del pérfido influjo de la extrema derecha.
Así las cosas, pronto podremos probablemente decir que si la ciudadanía se parase realmente a pensar qué futuro le aguarda, probablemente se llenarían los aeropuertos de personas muy preocupadas que habrían decidido abandonar precipitadamente este país.
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